Desde que comenzó la crisis no han dejado de sucederse las noticias sobre pueblos en bancarrota y las listas que reflejan los municipios más endeudados del país. En e l otro lado de la balanza se presupone que todo es bonanza. Obras por doquier, pagos a tiempo y una prestación de servicios más que eficiente. Pero no todo es color de rosa para quienes tienen sus arcas llenas.
El caso de Tíjola es paradigmático. Tras su llegada al Ayuntamiento en 2011, el actual alcalde se remangó y se marcó el objetivo de eliminar la deuda municipal. Si bien es verdad que no era una cantidad inabarcable. Se adeudaban 850.000 en un pueblo que ronda los 3.600 habitantes. No tardó en conseguirlo. Cuestión de dos años. Hoy el problema es otro. “Tenemos 2,6 millones de euros que no podemos utilizar”, lamenta el regidor, Mario Padilla (PP).
Prohibido por ley
La Ley de Estabilidad Presupuestaria, conocida como la ‘ley Montoro’, prohibe aumentar el presupuesto libremente a los municipios, por muy saneada que esté su economía. Diseñada en plena crisis económica para evitar posibles derroches en las administraciones, la ley se ha convertido también en un estorbo para quienes han hecho los deberes.
“No te permite hacer lo que quieras aunque tengas buena salud económica. A 31 de diciembre de 2017 teníamos un saldo de 2.492.000 euros. A día de hoy es de 2.626.000 millones”, cifra el alcalde, que solicita al Gobierno central “que cambie el mecanismo” que impide utilizar el dinero que ha ido incorporando a sus cuentas gracias al superávit logrado año tras año. Teniendo en cuenta que según explica el primer edil, la ley les permite crecer un máximo anual en torno al 1,7% del presupuesto, gran parte de lo ahorrado, de momento, no se verá materializado en grandes obras ni proyectos. Y esto no es ninguna broma. En un pueblo con un presupuesto anual para gestionar la localidad en torno a los 4,8 millones de euros, la cantidad ahorrada supone casi un 50% de éste. Al igual que un ciudadano de a pie no puede evitar la tentación de imaginar qué hacer con una lluvia de millones proveniente de la lotería, al alcalde tijoleño tampoco le faltan los proyectos e inversiones rondando por su cabeza si esos 2,6 millones, que al fin y al cabo pertenecen a todos los tijoleños, pudieran utilizarse.
“Tenemos necesidades como un edificio de usos múltiples, mejoras en la red de abastecimiento, la necesidad de hacernos con agua de dónde sea porque no tenemos agua… Habría muchos sitios en los que poder gastarlos”. Eso sí, Padilla no es amigo del victimismo y deja claro que no todo lo que acompaña a esta situación es negativo. “Las nóminas las pagamos siempre el día uno o dos de cada mes y las facturas siempre las abonamos con un promedio de dieciocho o veinte días antes de lo exigido por ley. Si hay un plazo de treinta días, nosotros la hemos pagado a los once días salvo que haya alguna excepción”, detalla.
‘Mala’ fama
Pero rizar el rizo en este caso es posible y lo peor a veces no es el hecho de no contar con ese dinero. Paradójicamente, la envidiable economía de este municipio se convierte a menudo en una traba a la hora de solicitar alguna subvención u obra en administraciones superiores. “Tenemos fama de que hay dinero y las administraciones supramunicipales nos dicen: no, no, si tienes dinero... Y se da la paradoja de que los pueblos que tenemos más dinero somos los que menos podemos hacer porque nadie te da las subvenciones finalistas. Piensan: vamos a ayudar al que está más ‘jodío’. Y ya séque hay que ser solidario pero también hay que premiar al que ha llevado una buena gestión”. Ese premio, por el momento, seguirá esperando en las cuentas bancarias de quienes han hecho los deberes.
Claves para una buena gestión
En Ayuntamiento de Tíjola consiguió eliminar toda su deuda viva (con entidades bancarias) en el año 2013. De hecho,según su alcalde el pueblo aparece “en el puesto 7.928 a nivel de deuda de un ranking nacional con más de 8.000 municipios de toda España”. Las claves con las que según el regidor, Mario Padilla, han logrado alcanzar la estabilidad económica no son un secreto para nadie. “Gestión”, resume. “La normativa está bien inventada. Se trata de gestionar las cosas bien. Sacar todos los procedimientos a licitación… desde un tomate que compramos para la residencia hasta una obra con una inversión de 500.00 euros para echar asfalto. Igual antes las cosas se sobrevaloraban. Es optimizar todos los recursos, cambiar la iluminación a LED… se va administrando como una actividad doméstica”.
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