“En la reunión de novicias de la orden soy la única española”

Pocos meses antes de su profesión solemne, María Luisa Sardaña Rodríguez, la hermana María, cree que hablar de su vocación personal puede hacer que otras jóvenes pierdan el miedo. Por eso supera su timidez y muestra la felicidad que en los últimos años le ha llevado a seguir el camino de religiosa de clausura en el convento de Las Puras. “El primer contacto que tuve con una monja fue a través de la catequista de mi hermana, que era sierva de los pobres”, recuerda la joven de 24 años. “Luego empecé a sentir la vocación y una persona de la comunidad que me vio que entraba en la Catedral y salía, que rezaba, me propuso ver el convento de Las Puras”.

Dejó entonces sus estudios, a los 19 años, y comenzó su vida como postulanta, primero, luego novicia y, actualmente, juniora. “Creía que iba a ser más difícil, pero luego no es para tanto, te acostumbras”, comenta sobre su nueva vida, y de ella señala como “lo más difícil” estar separada de su familia en las fiestas, como en Navidad, “pero ya he entendido que está es mi familia”. Respecto a sus padres, la hermana María explica que su reacción fue distinta: “Mi madre lo entendió desde el principio, el resto de mi familia al principio lo llevó peor, ahora mejor”.

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