Tradición y éxito de fiesta y público van de la mano en Roquetas de Mar

Año tras año se pone de manifiesto que la Feria Taurina de Santa Ana, en Roquetas de Mar, es una de las ferias con mayor prestigio del panorama nacional, no sólo por los matadores de toros que forman parte del cartel del abono o las prestigiosas ganaderías. La belleza y comodidad de su plaza y la masiva asistencia de aficionados taurinos se auna con la tradición que hacen único y especial el Coso de las Salinas de Roquetas de Mar.

En Santa Ana se repiten varias tradiciones de la provincia de Almería que son únicas en el mundo taurino, su merienda con descanso entre el tercer y cuarto toro, pero también la cerrada ovación que el público le brinda a los toreros y el posterior saludo y agradecimiento de los diestros al respetable.  

El inicio de la fiesta
El ambiente que se respira en el Patio de Cuadrillas previo al inicio de la fiesta es especial donde los toreros se mantienen expectantes y sobre todo concentrados. 

Con la apertura de la puerta de Cuadrillas, que realizan sus responsables, Rafa Aguilera, Juan Antonio Fernández, el pulpileño Alonso Cano y David Porcel  se inicia el paseíllo con saludo de los toreros y sus cuadrillas a la presidencia, donde se sitúan Benjamín Hernández Montanari, presidente; Ramón Magaña, asesor técnico artístico; y Serafín Fernández, asesor técnico veterinario. Un paseíllo que encabezaron los alguacilillos, Juan José Callejón Céspedes y José Luis Fernández Fuentes y que junto al histórico Matías Bautista Ortiz, integran los alguacilillos de la Plaza de Toros de Roquetas.

Uno de los detalles que suelen pasar desapercibidos y que La Voz muestra es el momento en el que el responsable de la Puerta Principal, Pablo López Fernández, le hace entrega de la llave de la Puerta de Corrales a los alguacilillos para que estos a su vez se la entreguen al ‘chulo de toriles’ y que en el Coso de las Salinas es otro personaje histórico en el mundo taurino, Elías Martínez.

La Unión Musical de Roquetas, que dirige Juan José Bou Álava fue quien acompañó en los momentos destacados de cada faena a los matadores de toros con los pasodobles más tradicionales y sobre todo taurinos.