Se aproxima la celebración del Dreambeach, un macrofestival que reúne cada jornada a unas 50.000 personas en la playa de Palomares y Villaricos. Un espectáculo de repercusión internacional que disfrutan miles de amantes de la música pero que también sufren cientos de vecinos de la zona. Al menos, eso aseguran los residentes en Cala Marqués, zona de Vera Playa anexa a Quitapellejos, lugar de acampada de los ‘dreamers’.
Ruido 24 horas
Rubén Zamora y María Dolores Carrión, pertenecientes a la asociación Veraplayazul, tienen sus viviendas de verano en el límite entre Vera y Cuevas del Almanzora. Son dos de esos sufridores que cada mes de agosto tienen que soportar las consecuencias derivadas del festival. Se quejan de la fecha, en plena temporada alta de verano, cuando las familias vienen a la zona a sus residencias estivales. “Entiendo que empresarialmente será un buen negocio, pero para el descanso, nos da mucho la lata”, admite uno de ellos.
Por ello, creen que una de las soluciones sería que se cambie de fecha para reducir las molestias.
Del 8 al 12 de agosto, los vecinos tendrán que soportar música a unos decibelios muy superiores a los normalmente permitidos. “Es un ruido ensordecedor durante las 24 horas del día que hacen imposible el descanso”, lamentan. Y es que, además de los conciertos oficiales, denuncian que el ruido“no para en ningún momento”. Cerrar puertas y ventanas no les sirve para nada. “Vibra todo, deberían poner coto o alejarlo de las zonas residenciales”, se quejan.
Otra de las consecuencias negativas del Dreambeach según los vecinos es la “mala organización fuera del recinto”. No se señalizan debidamente de los itinerarios, colocando señales de tráfico el primer día que luego acaban por cualquier sitio los siguientes, “pudiendo causar algún accidente”. Además, admiten que durante esos días tienen que disponer de guardas de seguridad en las urbanizaciones, “algo que no nos debería atañer a nosotros”. A ello se suma la suciedad y basura que provocan miles de personas que tiran basura y orinan en las calles.
Una vez finalizado el festival, las molestias prosiguen, explican. “Durante semanas se está retirando el escenario y todas las instalaciones, algo que sufrimos los vecinos. Nos disponemos a pasear y durante mucho tiempo están retirando restos: basura, instalaciones, etcétera”. Se quejan de que algunas de las instalaciones se quedan en la playa durante todo el año, como postes de señalización e iluminación en el perímetro de la playa o losas de hormigón que disponen en la arena para instalaciones. “Pedimos que, al menos las retiren, para poder disfrutar de la playa en las mismas condiciones que estaba antes de su llegada”.
Huir de la zona
Rubén Zamora reconoce que los dos últimos años ha “huido” de su residencia durante los días que dura el festival. Sin embargo, tampoco parece una buena idea, porque como explica Mª Dolores Carrión, entran en las piscinas, jardines y zonas comunes e invaden la propiedad para ducharse y bañarse. “La policía ni viene, porque están desbordados esos días”, lamentan.
También se ven perjudicados los chiringuitos de la zona. Por ejemplo, el chiringuito El Chumbo, en la playa de Cala Marqués. Su gerente, Daniel Rodríguez, explica que sus clientes reconocen que dejan de ir esos días “por el ío que se forma alrededor”. “Cortan el acceso a una playa pública, simplemente porque ellos quieren, y eso afecta negativamente al chiringuito el plena temporada alta”, lamenta. Le indigna que le tengan que dar una autorización para entrar con el coche a la playa. “El año pasado incluso intentaron agredir a mi cuñado”, cuenta.
Su solución: “Queremos que el Dreambeach se haga, pero en otras fechas”.
La organización pide comprensión
Ibai Cereijo, portavoz del festival, ha reconocido a LA VOZ que “somos conscientes de las molestias de un evento internacional que reúne a 50.000 personas al día, pero cada año los vecinos de la zona nos han tratado con una generosidad y comprensión digna de agradecimiento. Trabajamos codo con codo con el Ayuntamiento y la Policía Local y otros cuerpos para reducir al mínimo la afección del festival al tráfico, la circulación y el descanso de los vecinos”, asegura.
Asimismo, resalta que el festival genera 12 millones de euros que repercute en los negocios locales y la proyección del municipio en el mundo.
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