No hay excepciones. Todos hemos soñado alguna vez con estar presentes en uno de esos momentos históricos que marcan el devenir de la humanidad o de un país en un año; un mes; un día o una hora determinada. En España, uno de esos acontecimientos y fechas se remonta al 20 de noviembre de 1975. Es, sin duda, uno de los episodios más recordados de nuestro país de las últimas décadas, si no el que más. La muerte del dictador Francisco Franco. Antes de que Carlos Arias Navarro pronunciase el imborrable: “Españoles, Franco ha muerto”, una albojense ya conocía esta noticia. Se trata de Encarna Redondo Molina (Albox, 1939). La enfermera albojense que tuvo como cometido estar al lado de Francisco Franco durante los últimos días de su vida.
Casi en secreto
La historia, poco o nada conocida hasta el día de hoy, ha sido rescatada por el investigador local Miguel Ángel Alonso, quien asegura que “prácticamente, salvo la familia, nadie conocía estas circunstancias”. El historiador local participó esta semana en la Cadena SER Levante junto a Pepe Redondo, uno de los cinco hermanos (Pepe, Juan Antonio, Francisco, Marita y la propia Encarna) procedentes de una conocida y querida familia de Albox. No es de extrañar que esta historia no se haya dado a conocer ya que, en su momento, incluso los más allegados a Encarna desconocían la labor que estaba cumpliendo.
“Ella nos lo contó todo, como aquel que dice, a toro pasado”, reconoce Pepe Redondo, que recuerda con nitidez el momento en el que durante un viaje a Madrid comprobó que, lo que su hermana le contó, tenía poco de ficción. “Al principio no me lo creía: Yo le decía: ¿Qué vas a estar tú cuidando a Franco? No habrá gente más importante…’ Como su nombre no salía en ningún lado dudé al principio”, confiesa.
Coche y escolta oficial
Pero la cosa cambió cuando Pepe comprobó que los acompañantes que recogían y traían de vuelta a casa a Encarna no eran los habituales de toda enfermera. “Cuando vi llegar aquellos coches con la bandera de España y cuatro policías en moto y con la sirena… Así la llevaban y la traían todas las veces. Y estuvo meses”. Más allá de su presencia en ese hito y según cuentan sus conocidos, Encarna fue una persona que nunca se cansó de aprender, llena de humildad y “sencillez”, describe su hermano. Miguel Ángel Alonso fue el encargado de explicar en el programa ‘Hoy por hoy Levante’ por qué la enfermera almeriense llegó a estar junto al dictador en ese momento clave.
“Empezó magisterio y cuando le quedaban varias asignaturas para terminar recibió la vocación divina y se metió a monja. Antes, a finales de los 60, en los hospitales no había enfermeras como ahora. Esa labor era realizada por hermanas de la caridad y comenzó a trabajar como monja-enfermera en el Hospital Puerta de Hierro. A principios de los 70 abandona la orden y ya se incorpora a trabajar en el Hospital de La Paz. Ahí se hizo supervisora de Enfermería” relata Alonso.
Dilatada trayectoria
Fue en este destino donde conoció al que entonces era el jefe del complejo hospitalario, que no era otro que “el yerno de Franco, Cristóbal Martínez-Bordiú, por lo que “cuando Franco empeoró este hombre buscó un equipo médico y a quien conocía era a Encarna”. De hecho, asegura el investigador, Bordiú “lo controlaba todo”. Incluso, asevera Miguel Ángel Alonso, fue el responsable de las fotografías de un Franco agónico y que posteriormente, años después de su muerte, aparecieron en una revista de tirada nacional. A su lado, en más de una imagen, aparece Encarna. Y este no es el único recuerdo.
“Cuando se murió el hombre -dice el hermano en referencia a Franco- llegó toda la alta sociedad, política, militar… Todos venían con el mismo obsequio: un jarrón con flores. Cuando se lo llevaron había que limpiar La Paz. Entonces al equipo médico le dijeron que cogieron todos los que quisiera. Ella cogió dos jarrones que tenemos por ahí”, relata Pepe Redondo.
Los hitos de Encarna Redondo no quedaron ahí. Fue también condecorada por el ahora rey emérito, Juan Carlos I, con la Orden del Mérito Civil, por lo que, al menos en lo que manda el protocolo, debía ser tratada de usía. Aunque su carácter afable y cercano hacía que esto fuera pocas veces así. “No la trató nadie de usía. Algunas veces de broma se lo decíamos. Era muy sencilla”, valora el hermano.
Sencilla y valiente
Sencilla pero valiente. Así es como Pepe Redondo describe a Encarna. Tan valiente que sus hermanos no dudan al afirmar que fue ella la encargada de ‘desconectar’ al dictador de la vida. "Según me dijo su hermano Juan Antonio, cuando llegó el momento de desconectarlo de la máquina los presentes no querían y ella se ofreció. Dijo que no tenía ningún inconveniente. Fue quien lo desconectó”, asevera el historiador.
Encarna falleció en el año 2000 sin que muchos de los que la conocieran supieran de su historia y de su larga y reconocida trayectoria como enfermera. “Gracias por haber recordado y haber rememorado la historia de mi hermana, que estaba en el más completo de los olvidos cuando podía estar en los libros de historia”. Así terminó despidiéndose uno de los hermanos de la enfermera albojense que vivió, desde dentro, uno de los episodios más importantes de la historia reciente de España.
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