La Voz de Almería
01:00 • 09 sept. 2011
Los vecinos de Carboneras ya están hartos de ver como su pueblo se pasea por todos los medios de comunicación con la publicidad negativa que reciben del hotel que se construye en la playa del Algarrobico por parte de las asociaciones ecologistas. Están cansados después de que esta semana activistas de Greempeace hayan vuelto a la carga con la ocupación del edificio y toda la cobertura nacional pidiendo su derribo que esto origina cada vez que dicha asociación irrumpe en esta tranquila localidad.
Y están cansados porque aquí no hay trabajo, porque la crisis afecta a todas las familias y porque el fin de mes cada vez se hace más difícil para jóvenes y mayores. Mientras, ven como este hotel, esperanza de una economía local necesitada de movimiento, sigue paralizado desde hace ya tres años. Por este motivo los vecinos de la localidad comenzaron hace dos días a promover por las redes sociales una concentración a favor de la apertura del hotel Azata del Sol. El boca a boca hizo el resto, desencadenando en una concentración pacífica en la que cerca de 300 personas se dieron cita en las inmediaciones de dicha edificación para protestar, para que se escuchara la voz Carboneras, el sentir de una población a la que poco o nada se tiene en cuenta en este conflicto.
‘Que se escuche la voz’
“Vecinos, hemos venido aquí esta noche para que nuestras voces se oigan en todo el mundo, para que nadie opine por nosotros, para que se sepa de verdad lo que opina el pueblo de Carboneras”, comenzaba un vecino de la localidad a leer, megáfono en mano, mientras el medio millar de personas permanecían encadenados de una forma simbólica, todos con las manos cogidas, a todo el frente del edificio. “No estamos aquí por capricho ni tampoco estamos reivindicando algo que sea ilegal. Nosotros estamos defendiendo algo que comenzó con todos los parabienes de la ley”.
Para Manuel Cañas el clamor popular es claro: “Los carboneros lo que quieren es que se permita terminar el hotel y que se abra de una vez, que haya trabajo, que lo necesitamos todos, jóvenes, mayores, empresarios… todos”. Los vecinos saben que este proyecto que Azata comenzó a construir en 2001 en la playa del Algarrobico contó en su día con todos los permisos habidos y por haber para que este hotel se llevara a cabo. Defensa a la que se aferran: “Dieron el visto bueno, subvenciones, inauguración por todo lo alto… Algo que ahora quieren incumplir. Se están negando a ellos mismos sin ver el daño irreparable que se le hace a Carboneras si este hotel llegara a tirarse”, prosigue el megáfono. Cerca del 75% de los terrenos del término municipal de Carboneras están dentro del Parque Natural como suelo protegido, algo que es inequívoco de que “en Carboneras respetamos el medio ambiente y somos conservacionistas”, hablan entre dientes los vecinos congregados sobre la fachada del edificio. Se nota el grado de indignación en algunos más que en otros: “No somos ningunos destructores del medio ambiente, aquí está Carboneras para que vengan a visitarnos y lo compruebe todo el mundo, ya está bien de mentiras”.
El trabajo es lo que más preocupa a la gente joven y a sus familiares, que no quieren que estos tengan que buscar fuera lo que podrían encontrar sin desplazarse a otros lugares. “Esto es el futuro del pueblo”; “No queremos que nuestros hijos se tengan que ir fuera a trabajar”, decían. Y también hay los que rebaten la acusación de que los vecinos de Carboneras sólo defienden el hotel porque están escasos de trabajo y atravesamos tiempos económicos muy complicados. “Cuando el hotel empezó a construirse en 2001, Carboneras tenía sólo un 3% de su población en paro y la gente apoyaba el hotel igual que ahora. No sólo se trata de los puestos de trabajo que este edificio crearía sino de lo bien que vendría para la economía local un hotel de estas características”, atiza Salvador Hernández sin dubitación, quién lanza una pregunta a todas las administraciones: “¿Si dicen que el hotel es ilegal, por qué quieren expropiarlo?”.
Rosa Ana mezcla sentimientos de rabia y
Y están cansados porque aquí no hay trabajo, porque la crisis afecta a todas las familias y porque el fin de mes cada vez se hace más difícil para jóvenes y mayores. Mientras, ven como este hotel, esperanza de una economía local necesitada de movimiento, sigue paralizado desde hace ya tres años. Por este motivo los vecinos de la localidad comenzaron hace dos días a promover por las redes sociales una concentración a favor de la apertura del hotel Azata del Sol. El boca a boca hizo el resto, desencadenando en una concentración pacífica en la que cerca de 300 personas se dieron cita en las inmediaciones de dicha edificación para protestar, para que se escuchara la voz Carboneras, el sentir de una población a la que poco o nada se tiene en cuenta en este conflicto.
‘Que se escuche la voz’
“Vecinos, hemos venido aquí esta noche para que nuestras voces se oigan en todo el mundo, para que nadie opine por nosotros, para que se sepa de verdad lo que opina el pueblo de Carboneras”, comenzaba un vecino de la localidad a leer, megáfono en mano, mientras el medio millar de personas permanecían encadenados de una forma simbólica, todos con las manos cogidas, a todo el frente del edificio. “No estamos aquí por capricho ni tampoco estamos reivindicando algo que sea ilegal. Nosotros estamos defendiendo algo que comenzó con todos los parabienes de la ley”.
Para Manuel Cañas el clamor popular es claro: “Los carboneros lo que quieren es que se permita terminar el hotel y que se abra de una vez, que haya trabajo, que lo necesitamos todos, jóvenes, mayores, empresarios… todos”. Los vecinos saben que este proyecto que Azata comenzó a construir en 2001 en la playa del Algarrobico contó en su día con todos los permisos habidos y por haber para que este hotel se llevara a cabo. Defensa a la que se aferran: “Dieron el visto bueno, subvenciones, inauguración por todo lo alto… Algo que ahora quieren incumplir. Se están negando a ellos mismos sin ver el daño irreparable que se le hace a Carboneras si este hotel llegara a tirarse”, prosigue el megáfono. Cerca del 75% de los terrenos del término municipal de Carboneras están dentro del Parque Natural como suelo protegido, algo que es inequívoco de que “en Carboneras respetamos el medio ambiente y somos conservacionistas”, hablan entre dientes los vecinos congregados sobre la fachada del edificio. Se nota el grado de indignación en algunos más que en otros: “No somos ningunos destructores del medio ambiente, aquí está Carboneras para que vengan a visitarnos y lo compruebe todo el mundo, ya está bien de mentiras”.
El trabajo es lo que más preocupa a la gente joven y a sus familiares, que no quieren que estos tengan que buscar fuera lo que podrían encontrar sin desplazarse a otros lugares. “Esto es el futuro del pueblo”; “No queremos que nuestros hijos se tengan que ir fuera a trabajar”, decían. Y también hay los que rebaten la acusación de que los vecinos de Carboneras sólo defienden el hotel porque están escasos de trabajo y atravesamos tiempos económicos muy complicados. “Cuando el hotel empezó a construirse en 2001, Carboneras tenía sólo un 3% de su población en paro y la gente apoyaba el hotel igual que ahora. No sólo se trata de los puestos de trabajo que este edificio crearía sino de lo bien que vendría para la economía local un hotel de estas características”, atiza Salvador Hernández sin dubitación, quién lanza una pregunta a todas las administraciones: “¿Si dicen que el hotel es ilegal, por qué quieren expropiarlo?”.
Rosa Ana mezcla sentimientos de rabia y
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