De lo que no cabe duda es que el jardín botánico de ‘La Almunya del Sur’ se ha convertido, desde su apertura en el año 2016, en un pulmón para El Ejido en medio de un campo ocupado por hectáreas de plástico y de invernadero que supone para sus visitantes un viaje sensorial a través de la flora autóctona y exótica y de la vegetación más variopinta procedente de los cinco continentes que allí confluyen.
Si bien fue hace una década cuando este proyecto verde comenzó a ver la luz, no fue hasta hace tres años cuando sus impulsores, Manu Sánchez y Carlos Collado, decidieron abrir al público las puertas de este paraíso terrenal ubicado en el núcleo de Tarambana. Como explica Manu, “hemos ido dando a conocer la finca poco a poco a lo largo de este tiempo y solo en 2018 hemos recibido 6.000 visitas”.
Variedad
Como novedad, tras cerrar sus puertas en enero por descanso, a partir de este mes de febrero el jardín ha sumado un nuevo espacio con plantas provenientes de Oceanía que viene a completar los ya existentes con flores de Europa, África, América y Asia. Así, durante las dos horas de recorrido de este punto turístico ubicado en el núcleo ejidense de Tarambana, los visitantes pueden ver in-situ la gran diversidad vegetal con la que cuenta esta finca que, en la actualidad, alberga 1.500 variedades de plantas entre estanques, albercas, acequias y senderos a lo largo de sus 2.500 metros cuadrados de extensión.
Y es que entre las especies que crecen y se cultivan en él, destacan plantas tan poco comunes como el cedro Himalaya, árboles frutales, plantas aromáticas o las exóticas como palmáceas, bambúes, cactáceas y suculentas. Asimismo, hay un espacio dedicado a las hortalizas más tradicionales de cualquier huerto como son las habas, guisantes, calabazas, lechugas o coles.
Sostenible
El valor medioambiental y turístico que tiene este proyecto se debe no sólo a la gran variedad de plantas y la belleza de sus rincones, sino al ecosistema que han conseguido favorecer e incluso mantener en equilibrio tanto Manu como Carlos gracias a las técnicas de sostenibilidad que están aplicando en el proceso de mantenimiento donde “la máxima optimización de los recursos hídricos o el aprovechamiento de los restos de poda para el abonado y nutrientes del suelo son esenciales como muestra del gran respeto y conocimiento del entorno”, subraya Manu Sánchez.
Divulgativo
Sin desmerecer la labor educativa y de concienciación que se realiza en estas instalaciones a través de las visitas guiadas a escolares, pero también con los talleres medioambientales, de jardinería, agrícolas o los conciertos que llevan a cabo durante todo el año.
Todo con el objetivo de promover los valores de respeto al medioambiente y a generar una concienciación social que debe ser prioritaria para ganar en salud y sostenibilidad.
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