Hacía años que no ardía una sardina en Cantoria para celebrar o llorar, según se mire, el final del carnaval en este municipio del Valle del Almanzora. El pasado año, el famoso pescado azul (aunque en este caso no era ni azul ni, por supuesto, un pescado real) volvió a ser devorado por las llamas tras décadas sin que se celebrase esta tradición gracias al trabajo de un grupo de mujeres que, desde el Centro Guadalinfo, se han embarcado en un proyecto para recuperar las costumbres de la zona. La recuperación del entierro de la sardina fue el comienzo de un proyecto que se ha repetido hace días.
El trabajo de las mujeres cantorianas no se ha quedado tan sólo en la elaboración de la sardina. De hecho ya están trabajando en otros proyectos como visibilizar el papel de la mujer rural con la elaboración de una cabeza gigante de mujer o con la recopilación de material para una exposición sobre ajuares infantiles.
Tras quemar la primera sardina, el pasado verano inundaron los rincones de Cantoria con paneles de imágenes antiguas protagonizadas sobre todo por fotografías que fueron tomadas desde el lugar donde se instalaron.
Estos proyectos que buscan recuperar las costumbres y también la memoria de los cantorianos está coordinado por el dinamizados del Centro Guadalinfo de Cantoria, Andrés Carrillo. El responsable del centro explica que “llevamos dos años con talleres de envejecimiento dinámico. Como el tema de las manualidades les gusta mucho y les da vida, empezamos a recuperar cosas como el entierro de la sardina” con la colaboración de otos vecinos del pueblo.
Trabajos con mensaje
Todas las iniciativas tienen tras de sí un objetivo. Nada es fruto del azar ni una simple manualidad para pasar el rato. En el caso de la figura de la mujer gigante, por ejemplo, los rulos son de cartulina recordando “la permanente que se hacían antes, porque había pobreza pero se llevaba con toda la dignidad posible”, detalla Carrillo. El cuerpo de la mujer está formado “por fotos de mujeres mayores del pueblo que conforman el estampado del jersey”, añade.
“Estos talleres nos aportan mucha alegría y tranquilidad” valora Encarna Jiménez, una de las participantes. Al mismo tiempo, ayudan a que los jóvenes cantorianos conozcan las tradiciones que se encontraban casi desaparecidas y recuperen buena parte de su historia.
Esta misma semana las participantes en los talleres de envejecimiento activo se han involucrado en un nuevo proyecto. Se encuentran recopilando material para una exposición de ajuares infantiles (canastilla que se solía regalar en los nacimientos) para lo que también requieren de la colaboración de otros vecinos del pueblo.
Desde el Centro Guadalinfo de la localidad subrayan la importancia de estas actividades para “involucrar a los más jóvenes” a la hora de recuperar “estas tradiciones perdidas desde hace décadas” y han agradecido también la colaboración del Ayuntamiento de Cantoria en todas las iniciativas propuestas.
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