José Antonio Arcos
21:31 • 22 sept. 2011
Ayer se celebró en Bruselas, en la comisión de comercio internacional del Parlamento Europeo, el último debate sobre el nuevo acuerdo agrícola con Marruecos, que está firmado pero no ratificado. El almeriense Andrés Góngora, responsable provincial de Coag y nacional en el sector de frutas y hortalizas, se alió con Angélique Delahaye, presidenta de la Federación Nacional de Productores de Hortalizas (FNPL), para intentar convencer a los eurodiputados de los perjuicios que el nuevo convenio conlleva para los agricultores comunitarios de frutas y hortalizas.
“Nuestro sector, que apenas recibe ayudas de la PAC a diferencia de otros, depende del mercado y la liberalización de ese mercado nos pone contra las cuerdas”, dijo Andrés Góngora.
Delahaye, que curiosamente representa a la asociación francesa que recientemente protagonizó varios episodios de vuelco de camiones españoles en la frontera, coincidió con el representante almeriense en la destrucción de empleo que acarreará el nuevo tratado, y en el desequilibrio en los mercados que provocará el aumento de productos marroquíes.
Además Delahaye usó el tema medioambiental como argumento para oponerse al convenio: “Un kilo de tomate importado de Marruecos gasta 100 litros de agua; mientras que si ese tomate es europeo se gastan 12 litros”.
El ponente de Perpiñán y el beneplácito de la Comisión
También hubo ayer dos oradores que pidieron el sí. El primero fue Georges Jordan, director general del mercado de Perpiñán, en Francia. “Con este convenio agrícola se benefician los pequeños agricultores marroquíes, que se están agrupando”, expresó. Esta misma tesis defendió el representante de la Comisión Europea, el segundo interviniente en aplaudir el acuerdo: “Los pequeños agricultores de Marruecos, que se están organizando en cooperativas, se beneficiarán”.
Por otro lado, simbólico fue el reconocimiento, con matices, que hizo el responsable del mercado de Perpiñán sobre los incumplimientos marroquíes, en kilos: “Ahora no ocurre, pero todos sabemos que en volumen en el contexto de estos acuerdos se han superado los cupos”, refiriéndose al pasado y no a la actualidad.
“Nuestro sector, que apenas recibe ayudas de la PAC a diferencia de otros, depende del mercado y la liberalización de ese mercado nos pone contra las cuerdas”, dijo Andrés Góngora.
Delahaye, que curiosamente representa a la asociación francesa que recientemente protagonizó varios episodios de vuelco de camiones españoles en la frontera, coincidió con el representante almeriense en la destrucción de empleo que acarreará el nuevo tratado, y en el desequilibrio en los mercados que provocará el aumento de productos marroquíes.
Además Delahaye usó el tema medioambiental como argumento para oponerse al convenio: “Un kilo de tomate importado de Marruecos gasta 100 litros de agua; mientras que si ese tomate es europeo se gastan 12 litros”.
El ponente de Perpiñán y el beneplácito de la Comisión
También hubo ayer dos oradores que pidieron el sí. El primero fue Georges Jordan, director general del mercado de Perpiñán, en Francia. “Con este convenio agrícola se benefician los pequeños agricultores marroquíes, que se están agrupando”, expresó. Esta misma tesis defendió el representante de la Comisión Europea, el segundo interviniente en aplaudir el acuerdo: “Los pequeños agricultores de Marruecos, que se están organizando en cooperativas, se beneficiarán”.
Por otro lado, simbólico fue el reconocimiento, con matices, que hizo el responsable del mercado de Perpiñán sobre los incumplimientos marroquíes, en kilos: “Ahora no ocurre, pero todos sabemos que en volumen en el contexto de estos acuerdos se han superado los cupos”, refiriéndose al pasado y no a la actualidad.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/3/provincia/16923/el-acuerdo-con-marruecos-divide-a-los-parlamentarios-europeos