No es nuevo y, prácticamente cada año, con la llegada del calor los valores de ozono troposférico -llamado también ozono ‘malo’- se elevan por encima de lo recomendable para la salud. Esta vez, coincidiendo con la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, dedicado este año a la contaminación atmosférica, se ha conocido que, en lo que va de 2019, la estación de medición de la calidad de aire de Bédar “contabiliza un total de 34 superaciones del valor objetivo octohorario lo que la situa en una de las que peores datos presenta de toda Andalucía”, informa Ecologistas en Acción.
Rodalquilar también incumplirá el objetivo legal este año pues contabiliza un total de 23 días con superaciones, a falta de solo 2 para situarse fuera de la legalidad, cuando la temporada de ozono acaba de comenzar hace dos meses y se extiende hasta el otoño.
Se define el valor objetivo como el nivel de un contaminante que deberá alcanzarse, en la medida de lo posible, en un momento determinado para evitar, prevenir o reducir los efectos nocivos sobre la salud humana, el medio ambiente en su conjunto y demás bienes de cualquier naturaleza.
El valor objetivo octohorario para la protección de la salud humana es de 120 microgramos de ozono por metro cúbico de aire (μg/m3), que no deberá superarse en más de 25 días por cada año civil, de promedio en un periodo de tres años.
Es decir, en la zona del Levante, que mide la estación de Bédar, se ha superado en nueve días lo permitido para todo el año.
El ozono troposférico, también conocido como ozono ‘malo’ por contraposición al de la estratosfera que nos protege de la radiación solar, es un contaminante secundario producido por la reacción entre el dióxido de nitrógeno y los hidrocarburos emitidos por el transporte y algunas industrias, en presencia de radiación solar.
Por inhalación, provoca irritación de los ojos y vías respiratorias superiores, reducción de la función pulmonar, un incremento del riesgo de enfermedades respiratorias agudas (asma, EPOC) y el agravamiento de patologías cardiovasculares, con resultado de hospitalización o muerte.
Los efectos en los cultivos se pueden manifestar en reducción de la producción y/o calidad de la cosecha, o aumento en la sensibilidad frente a ataques de patógenos.
Existe asimismo un valor objetivo para la protección de la vegetación, que se evalúa en periodos de cinco años, y que “entre 2014 y 2018 se habría incumplido en la totalidad de la provincia de Almería que de esta forma se sigue situando a la cabeza de España y de Europa por los daños ocasionados por el ozono a los cultivos agrícolas y a los ecosistemas naturales, importantes valores ambos de la economía almeriense”.
Por ello, Ecologistas en Acción ha vuelto a registrar formalmente peticiones para que la Comunidad Autónoma de Andalucía “ponga en marcha sin más dilación los planes de reducción de ozono, con la finalidad de evitar que esta lamentable situación se siga repitiendo cada primavera y verano”.
La ley estatal de calidad del aire establece que las comunidades autónomas adoptarán planes de mejora de, entre otros contaminantes, el ozono troposférico.
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