Carboneras

Carboneras dice adiós entre lágrimas a Simón Carrillo, su mejor comerciante

Su carácter emprendedor, que heredó de sus padres, siempre le acompañó a lo largo de su vida

Simón Carrillo Flores.
Simón Carrillo Flores. Archivo La Voz
Simón Ruiz
07:00 • 02 ago. 2019

Carboneras sigue llorando la muerte de Simón Carrillo Flores; de Simón Flores el de la tienda; del hermano de mi madre Beatriz; del hijo de Simón el Camacho y Catalina Flores, también la de la tienda; … Carboneras sigue llorando la muerte de mi tío.




Simón Carrillo, que falleció el pasado miércoles a los 78 años de edad, fue toda una institución en su pueblo, Carboneras. Su carácter emprendedor, el mismo que heredó de sus padres, siempre le acompañó a lo largo de su vida.




No había en la provincia de Almería una persona de Carboneras más conocida que Simón Carrillo o Simón Flores, como mucha gente le llamaba. Cuando alguien me preguntaba de qué familia carbonera era yo, siempre respondía con la misma frase: “yo soy sobrino de Simón Carrillo, de Simón Flores el de la tienda”. No había nada más que decir.




En los años 70, cuando regresamos de Francia, mi tío ya regentaba una pequeña tienda de comestibles, en la calle Principal, muy cerca del comercio de toda la vida de mis abuelos. Allí empezó Simón Carrillo a ser comerciante junto a su mujer, Carmen Pérez. No fue su único negocio. De forma paralela regentaba un almacén de bebidas (¿cuántas Mirindas de naranja nos bebimos allí todos los primos?) y una tienda de artículos de regalo a la que sumaría también la venta de electrodomésticos.




Y así, poco a poco, Simón Carrillo se convirtió en el mejor comerciante de Carboneras. En sus tiendas, lo mismo podías comprar un yogur Danone, un cuarto de kilo de jamón york, una caja de cerveza, una lavadora o un jarrón para decorar el salón comedor. En tiempos recientes también se dedicó a la venta de cestas de navidad y artículos de regalo para esas fiestas.




Hace justo una semana, fui a verle al hospital. A su hija Cati rápidamente le dijo que yo era “mi sobrino Simón”. Le cogí la mano y jamás pude imaginar que sería el último gesto de cariño mutuo. Simón Carrillo y su mujer fueron para mí, cuando murió mi madre hace 40 años, como mis padres. Nunca me faltó de nada en su casa. Lo mismo de serviciales que fueron conmigo durante muchos años, lo fueron con el resto de vecinos de Carboneras.




Ayer vi en el Tanatorio a mis tías Luisa y Catalina y a sus hijos Simón y Rosa, que también le salió periodista como su sobrino Simón. A mi tío y a mí siempre nos interesaban las cosas de la política. Debe ser la genética. Él hubiera sido también un buen cronista local porque conocía a toda la gente del pueblo, tanto los de la mar como los de las barriadas, entre ellas La Rosica.




Carboneras sigue llorando la muerte de un hombre bueno. No es un tópico. Simón Carrillo era una buena persona. Ayudó a los demás en lo que pudo y se implicó, como muchos otros, en el proyecto de un puerto deportivo apoyado por el club náutico, y en muchos proyectos más de este pueblo del Levante.


Mi tío fue y seguirá siendo toda una institución en esta localidad. Ayer, día de mercado, mientras empezaban a llegar al pueblo los turistas de agosto y se encontraban con el temporal de levante, Carboneras despedía a Simón Carrillo, a Simón Flores, … Mi tío Simón ha vuelto con sus padres y sus hermanos, entre ellos mi madre. Hasta siempre tío.


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