35 años de la fábrica que hizo volver a los emigrantes

Rodalquilar y Carboneras se disputaron en 1981 el emplazamiento de la Central Termoeléctrica que planeaba el Instituto Nacional de Industria de la época ucedista de Adolfo Suárez. 

Ya tenía Carboneras la cementera Hornos Ibéricos, desde finales de la década de los 70, y contaba también con la tradición de siglos de quemar carbón para su venta, de donde tomó el nombre. Primero se construyó la carretera de Venta del Pobre al municipio para el trasiego de camiones que se presumía. 

Y también se hizo el Puerto de Pucarsa, cuando ni siquiera había aún puerto pesquero para los palangreros. Cerca de un millar de obreros levantaron la Central que fue inaugurado a dos kilómetros del pueblo en 1984 por el ministro Ignacio Bayón y el presidente de Endesa, Feliciano Fuster. 

Mareantes cifras

Supuso una mareante cifra de inversión de 60.000 millones de euros, 800 kilómetros de cable y creó 230 puestos de trabajo. Todo fue grande, desde la grúa mayor de España que se utilizó para levantar las enormes molases de roca de los muelles y dique, pasando por los 4 millones de metros cúbicos de tierra movidas durante la obras. 

Tecnología americana

Se utilizó tecnología norteamericana de la empresa Saint Cuper con sede en Ohio y las promesas del ministro Bayón hicieron concebir grandes esperanzas a los carboneras como en una especie de Plan Marshall. 

Supuso también durante un tiempo un regreso de emigrantes al pueblo y un sentimiento de prosperidad que después, en parte, no se vio corroborado. Una mujer fue la diseñadora de 200 metros de alto.

La Central Térmica es para Carboneras una de los principales caladeros de empleo directo e indirecto, junto a la fábrica cementera de Lafarge Holcim, la pesca de palangre y el turismo. A Carboneras le ha salvado también hasta ahora su escasa dependencia del carbón nacional y es la tercera de España con una potencia de 1.159 MW.