Huércal-Overa

“El centro de la educación debe ser el propio alumno, no el maestro”

Aurora Soto imparte clases en Huércal-Overa y ha sido nominada a los ‘Goya de la Educación’

La docente Aurora Soto opta a un premio por su labor en un colegio de Cuevas.
La docente Aurora Soto opta a un premio por su labor en un colegio de Cuevas. La Voz
G. Mirón / E. Martínez
07:00 • 06 oct. 2019

Existen tantas formas de educar y de formar a los alumnos como docentes hay. Este curso, los pequeños del Colegio Rural ‘Estancias’ de Huércal-Overa están aprendiendo que tanto en la vida como en las aulas hay aprendizajes imprescindibles que van más allá de las divisiones o de memorizar un relato histórico.



Lo hacen  mediante los métodos que aplica Aurora Soto Díaz (San Javier, Murcia, 1988), la docente nominada a los Premios Educa Abanca, considerados los ‘Goya de la Educación’ por su labor durante los dos últimos cursos en el colegio público ‘Álvarez de Sotomayor’ de Cuevas del Almanzora. De hecho, fueron los propios padres de los alumnos de este centro educativo quienes enviaron la propuesta para nominar a esta maestra murciana sin que ella conociera la jugada. Y ahí está, nominada entre los mejores 50 docentes de su categoría. “Me pilló de sorpresa cuando a finales de agosto recibí el correo en el que la organización me informaba de que había sido nominada”, reconoce.



Nominación



Las verdaderas razones solo las conocen quienes la propusieron y quienes aceptaron la nominación, aunque intuye los motivos que pueden estar detrás. “Supongo que será por la implicación que he tenido con el alumnado aunque  siempre lo hago así. Me implico más allá de lo que supone dar clase en un centro. Trato a cada niño de forma individualizada, lo que supone crear un vínculo con las familias porque estoy aquí para ayudar y ser una guía para el alumno. Siempre he dicho que el centro de la educación tiene que ser el propio alumno no el maestro”.



Además de esta metodología, Aurora insiste en mirar más allá de los libros también (o sobre todo) cuando está en clase. “Además de los libros (que los utilizo mucho) trato otro tipo de materiales propios; trabajo mucho la inteligencia emocional y las habilidades sociales”. No sólo lo hace para que sus clases sean más amenas o dinámicas. Sabe que pese a que “vivimos en una era en la que los niños tienen mucho acceso a los dispositivos tecnológicos” les cuesta mucho “expresar las emociones mirando a los ojos, pedir disculpas cuando se han equivocado, entender que el error es algo humano y que no es malo sino una forma de aprendizaje” y eso puede representar un problema para su futuro si no se ataja.



Gestión de emociones



“Está comprobado que la gestión de emociones es muy importante a la hora de trabajar. En un empleo tienes compañeros, van a surgir problemas y hay que saber gestionar la resolución de conflictos. Esa forma en la que gestionamos nuestras emociones o resolvemos los conflictos es igual de importante que saber los contenidos que están en un currículum”, explica.



La implicación de sus alumnos no sólo se limita a participar en las actividades o evaluaciones ‘alternativas que plantea esta docente sino que incluso adquiere el papel de maestros. Una práctica que explica con un ejemplo. “Si hay un niño al que le gustan mucho los deportes pero no las matemáticas hacemos que enseñe al resto cómo hacer un deporte; él mismo puede ser el profesor del resto y es una manera en la que los compañeros también aprendan de él y se impliquen más”. Métodos que ayudan al aprendizaje de los más jóvenes con lecciones que en un futuro, a buen seguro, podrán poner en práctica incluso fuera de las aulas y de lo estrictamente académico.


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