La patera tiene una línea de goma despegada en la suela de los balones laterales. Tiene heridas. Cortes. Una amenaza rasgada en la proa por donde escapa el aire entre burbujas y una fina lámina de plástico desgastado en el fondo.
La patera está impulsada por un pequeño motor de 10 caballos, con la hélice desgastada. Tiene las palas cubiertas de arena seca. Óxido. Y la promesa incumplida de un corto viaje hasta el otro lado, hacia este lado.
Y la patera tiene personas, 78 viajeros llegados a la navegación desde un océano africano sin una gota de agua. Ahora el mar, antes el desierto. Tiene 57 hombres, 19 mujeres y seis niños. Y una historia.
Europol invierte en la concienciación y ha presentado públicamente por primera vez los resultados de una autopsia a una patera en La Haya (Holanda). Algo así como un análisis de CSI contra el tráfico de seres humanos.
La lancha fue rescatada por Salvamento Marítimo en la inmensidad del Mar de Alborán el 16 de febrero de 2018, en el corazón de la mayor crisis migratoria registrada en las aguas andaluzas, y esta semana se ha expuesto como una gran infografía a tamaño real en un encuentro multilateral en Holanda con participación de Frontex (Agencia Europea de Guarda de Fronteras y Costas) y Eurojust (órgano de la UE para la cooperación judicial).
Europol resume sus conclusiones. “Las redes criminales trafican con migrantes vulnerables en condiciones extremadamente peligrosas por mar”. La ‘goma’ atestigua la declaración.
Según los técnicos, “el bote estaba diseñado para un máximo de 20 ocupantes”, aunque a bordo viajaban 78 personas cuando la Guardamar Polimnia llegó a su altura en aguas internacionales. El motor, con la misma potencia que un scooter, tenía 20 años de dura vida marinera y era prácticamente una apuesta segura para abandonar el pasaje a la deriva.
Los equipos de rescate consiguieron salvar la vida a los viajeros y recuperaron la lancha como prueba de un testimonio de riesgo y sufrimiento.
Europol enseña los restos del naufragio en una iniciativa original y pionera. La embarcación se presentó con globos de colores amontonados, con un tono distinto para hombres, mujeres y niños. Se amontonan. Apenas caben y eso que penden de un hilo.
“Es una expresión simbólica de cómo los traficantes de inmigrantes se comportan en la ruta del Mediterráneo occidental”, señaló Alfredo García Miravete, representante español ante Europol.
“El bote muestra el peligro al que los traficantes someten a los inmigrantes que cruzan el Mar Mediterráneo”, explicó Robert Crepinko, jefe del Centro Europeo contra el Tráfico de Inmigrantes de Europol (en inglés EMSC). “Se ha realizado una prueba forense porque necesitamos comprobar que el bote ha sido fabricado y vendido por los traficantes con el único propósito de usarse en viajes de inmigrantes”.
Desaparecidos
Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), entidad vinculada a las Naciones Unidas, el año 2018 desbordó todos los registros históricos. Las muertes confirmadas y las desapariciones se triplicaron en aguas de Alboran respecto a las estadísticas de 2017.
Fueron 738 víctimas anotadas en la ruta migratoria más dañina del Mediterráneo tras el eje entre Libia y Lampedusa (Italia). Hombres, mujeres y niños como los representados con globos inflados de helio.
La cifra ha bajado durante 2019 gracias al descenso global de los inmigrantes localizados en la Frontera Sur. Según el Ministerio del Interior, las entradas irregulares han caído un 50,7 por ciento.
Mal estado
Salvamento Marítimo ha advertido en los últimos dos años del empobrecimiento progresivo de las embarcaciones utilizadas por las mafias de tráfico de inmigrantes. Como en cualquier cadena productiva, los criminales buscan aumentar los beneficios a costa de cobrar más a los viajeros y pagar menos por los costes del transporte.
El resultado es motores que desfallecen a pocos kilómetros, lanchas deshinchadas durante la navegación o desfondadas por el peso en alta mar. Pesqueros y ferries han intervenido con cierta frecuencia en el auxilio de inmigrantes literalmente hallados en el agua por el hundimiento de sus pateras.
Rescates como los desarrollados por las tripulaciones de los pesqueros El Secre y Mi Lalita que, con solo unos días de diferencia en octubre de 2018, sacaron literalmente del agua a 36 y 64 personas respectivamente.
“Los traficantes de personas solo tienen una prioridad: el dinero”, advirtió Robert Crepinko. Según cálculos de Europol, la embarcación recuperada para la muestra supuso beneficios de más de 100.000 euros para los ‘armadores’. Un negocio redondo donde no hay caras ni nombres para quienes solo ven números.
Europol presenta los restos de una lancha de las miles de naves lanzadas en los últimos años desde el norte de Marruecos y Argelia. Sus ocupantes tuvieron suerte. Salvamento Marítimo los encontró a tiempo y los llevó a Málaga. Junto a la lancha. Pasen y vean la autopsia de una auténtica patera.
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