Marta Rubí
20:33 • 30 oct. 2011
El pasado miércoles, Cuevas del Almanzora se despertaba sobresaltada por un terremoto de magnitud 3.8 e intensidad sísmica IV en su epicentro que enseguida hizo pensar en la última desgracia ocurrida en la localidad, pero también en el terremoto de Lorca del pasado mayo. Un seísmo que, para el profesor del departamento de Física Aplicada de la UAL Manuel Navarro, ha puesto de manifiesto “cómo un terremoto de magnitud moderada (5.1), en determinadas condiciones de proximidad a un área urbana y muy superficial puede ser devastador”.
El ocurrido en Cuevas, sin embargo, “puede considerarse moderadamente pequeño dentro del contexto de la sismicidad que presenta la provincia de Almería”, explica el investigador. Por ello alerta que la situación de Lorca “puede reproducirse en municipios de nuestro entorno, por lo que es una responsabilidad detectar dichos escenarios dentro del Plan de Actuación de Ámbito Local frente al riesgo sísmico”.
De hecho, continúa el experto, un terremoto de magnitud 3.8 se puede considerar normal, si se considera la peligrosidad sísmica de Almería. Navarro insiste por ello en la necesidad de “elaboración y desarrollo de los planes de actuación por parte de los municipios”, que tan sólo está elaborando Adra.
El también miembro del Instituto Andaluz de Geofísica añade que la “heterogeneidad” del parque inmobiliario hace que la posible destrucción de un probable terremoto sea “preocupante”: “Hay edificaciones anteriores a la primera norma sísmica de 1962 y edificaciones posteriores que deberían de soportar, pero que no se sabe si cumplen la norma”.
El suelo de Almería continúa sus movimientos mientras las administraciones obvian sus riesgos.
El ocurrido en Cuevas, sin embargo, “puede considerarse moderadamente pequeño dentro del contexto de la sismicidad que presenta la provincia de Almería”, explica el investigador. Por ello alerta que la situación de Lorca “puede reproducirse en municipios de nuestro entorno, por lo que es una responsabilidad detectar dichos escenarios dentro del Plan de Actuación de Ámbito Local frente al riesgo sísmico”.
De hecho, continúa el experto, un terremoto de magnitud 3.8 se puede considerar normal, si se considera la peligrosidad sísmica de Almería. Navarro insiste por ello en la necesidad de “elaboración y desarrollo de los planes de actuación por parte de los municipios”, que tan sólo está elaborando Adra.
El también miembro del Instituto Andaluz de Geofísica añade que la “heterogeneidad” del parque inmobiliario hace que la posible destrucción de un probable terremoto sea “preocupante”: “Hay edificaciones anteriores a la primera norma sísmica de 1962 y edificaciones posteriores que deberían de soportar, pero que no se sabe si cumplen la norma”.
El suelo de Almería continúa sus movimientos mientras las administraciones obvian sus riesgos.
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