El dispositivo de búsqueda del vecino de Lorca Francisco Martínez Díaz, de 68 años, continúa activo dos semanas después de que se perdiera su rastro en el municipio almeriense de Vélez Rubio, donde fue visto por última vez al volante de su vehículo.
Fuentes de la Comandancia de Almería han indicado que el operativo, al que se han ido incorporando efectivos de otros cuerpos en los últimos días y agentes de las provincias limítrofes como Murcia y Granada, se mantiene tanto por tierra como por aire ya que el área de rastreo, extensa, incluye zonas "abruptas, de muy difícil acceso".
"Se ha solicitado el uso de medios aéreos y se están usando como complemento a las patrullas de tierra porque, desde el aire, es más fácil localizar un vehículo", han precisado.
La investigación desde que la familia denunciara la desaparición el 31 de diciembre, un día después de que fuera visto por última vez, no ha descartado ninguna de las hipótesis de trabajo y se siguen manejando tanto la desaparición voluntaria como la posibilidad de que haya podido sufrir un accidente.
La búsqueda se ha ido ampliando en extensión y efectivos. Así, en un primer momento, la labor de rastreo se centró en los términos municipales colindantes con Murcia, y después se dirigió hacía Taberno y la zona limítrofe con Granada. Además, se han ido incorporando nuevos efectivos como unidades de Protección Civil, de bomberos y drones.
En este marco, desde el Ayuntamiento de Lorca se ha informado en los últimos días de patrullas de personas voluntarias que se han sumado a la búsqueda, junto a cuatro vehículos y un dron. Además, un psicólogo ha estado en contacto con la familia para intentar recabar todos datos que puedan ayudar a su localización.
La última pista que se tiene del desaparecido le sitúa en parajes de Vélez Rubio. Francisco Martínez Díaz viajaba en un coche todoterreno de color gris oscuro, marca Mitsubishi Montero, matrícula 4049 HHR.
Es aficionado a la caza, por lo que se baraja la hipótesis de que se adentrara en una zona de monte. Según los datos del Centro Nacional de Desaparecidos (Cndes), con un peso de 130 kilos y 1,65 metros de altura, vestía pantalón de color gris y prenda de vestir superior azul en el momento de su desaparición. De constitución "corpulenta" y pelo castaño rizado, está parcialmente calvo. Desde la familia se ha apuntado que precisa medicación.
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