A finales del siglo XV, un territorio de frontera despoblado y evitado por los innumerables peligros que encerraba, se convirtió de la noche a la mañana en un codiciado terreno para pastos tras la reconquista. Se trata de Huércal-Overa, un municipio cuya historia conoce bien Alfonso González Sánchez, que recientemente presentó en el Salón de Plenos del ayuntamiento del municipio su obra ‘Huércal-Overa. Un espacio en disputa (S. XVI)’.
Más de un siglo
En ella, Alfonso indaga en el pleito que durante más de un siglo mantuvieron Lorca y Vera por la posesión de los codiciados pastos huercalenses, una lucha “titánica” que se encuentra en la génesis del actual municipio.
La obra, fruto de una minuciosa investigación, recoge muchos “legajos” que dan testimonio de los juicios que se celebraron a propósito de las lindes de estos codiciados terrenos. “El pleito fue iniciado por Vera en 1511, con el objetivo de disputarle a Lorca los términos de las aldeas y se eternizó en el tiempo, de forma que condicionó la vida de los habitantes tanto de Huércal y Overa como de Vera y Lorca”, detalla Alfonso González.
Si defender los términos era una “cuestión de orgullo”, en la que ambos contendientes se jugaban el “honor y el prestigio de sus ciudades”, la búsqueda de la independencia por parte de los habitantes de Huércal y Overa fue emprendida con el objetivo de mejorar su calidad de vida. “Al donar los Reyes Católicos Huércal y Overa a la ciudad de Lorca como gratificación a sus servicios durante la guerra, esta comenzó a actuar como una especie de potencia colonizadora en la zona”, desgrana el autor de esta investigación histórica.
Independencia
Las “deficiencias” en el gobierno y gestión de los dos municipios desencadenaron un importante descontento entre sus habitantes, los cuales llevaron el asunto a la Chancillería e intentaron conseguir su autonomía administrativa, algo que “no era nada fácil”, ya que según explica Alfonso, Huércal y Overa pertenecían por derecho a Lorca.
“La gente piensa que Huércal-Overa consiguió fácilmente su independencia, pero nada más lejos de la realidad”, protesta Alfonso, que explica que para conseguir la ‘libertad’ los huercalenses tuvieron que pagar una importante suma a la Corona de Castilla.
“Costó muchos millones de maravedíes y además los letrados huercalenses tuvieron que agudizar mucho el ingenio para conseguirlo. Fue una lucha de David contra Goliat”, sentencia el escritor. Al final, la historia del pleito por el control de Huércal y Overa tuvo un final salomónico para las ciudades de Lorca y Vera, puesto que en 1668 llegaba la independencia, tras un largo proceso judicial y el pago de una suma millonaria que fue obtenida “mediante un préstamo”, el cual “abocó a muchas familias a la expropiación, puesto que no pudieron hacer frente al pago”, explica.
Cristianos nuevos
Aunque el pleito y la emancipación de Huércal-Overa son el principal eje temático en torno al cual se articula la obra, el autor desciende también al día a día de sus habitantes, musulmanes que “pudieron conservar sus costumbres” tras capitular en 1488 ante los Reyes Católicos.
“Los moriscos en principio fueron mudéjares porque se les respetó su forma de vida, pero a partir de la conversión forzosa de comienzos del siglo XVI, pasaron a ser cristianos nuevos, aunque seguían manteniendo su religión y costumbres en secreto” detalla Alfonso, que en su obra ha documentado numerosos detalles “muy curiosos” sobre las prácticas que llevaban a cabo los moriscos para ocultar su verdadera fe.
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