Desempleados de más 30 años y mujeres con hijos y sin trabajo, los nuevos pobres

El perfil del ‘pobre’ está cambiando en los últimos años en la provincia. Ahora hay que incluir a muchos parados de entre 30 y 50 años, madres con hijos y con una familia desestructurada, sin recursos ni trabajo y a transeúntes. Así lo ha señalado el director de Cáritas Diocesanas en Almería, Andrés Asensio, quien, en declaraciones a LA VOZ DE ALMERÍA, ha manifestado que “se están planteando problemas nuevos”. “Hay nuevos pobres, gente que entra ahora en la exclusión social y que son, además, vergonzantes -que sienten vergüenza- y les cuesta ir a pedir y aceptar la caridad”, afirma Asensio.
El director de Cáritas ha señalado también que desde su organización se está trabajando mucho en los últimos meses para prestar apoyo a todas esas personas y familias que están atravesando por momentos tan complicados, porque “la gente, emocionalmente, está derrumbada”.
Las demandas en Cáritas Diocesanas van in crescendo en la provincia y hasta ahora la organización ha estado tratando de cubrir primeras necesidades -comida, ropa, aseo-. “Pero intentamos dar un giro y pasar de una caridad de subsistencia a hacerla como acompañamiento y de manera más integral a las familias”, explica.
Desde esa nueva perspectiva, Caritas está afrontando el problema de la pobreza desde las familias, ayudando con la escolarización de los menores y garantizando una correcta atención sanitaria.
También es cierto que prestan su ayuda a personas que se enfrentan a un problema hipotecario. “Se les está ayudando, pero tampoco somos bancos y hacemos lo que humanamente podemos”, cuenta. En ese sentido, refiere que en las grandes ciudades sobre todo desde las Cáritas Diocesanas se está incluso ayudando a renegociar deudas a los afectados y enfrentándose a los desahucios que se están produciendo por impagos de hipotecas.
El director de Cáritas no puede dar cifras concretas. Afirma que ya resulta muy dificultoso obtener los datos cada año para hacer la memoria anual. “Las labores las llevan a cabo los voluntarios y en muchos casos no se dispone ni de un ordenador, con lo cual es muy complicado”, aclara.
No obstante sí asegura que su sensación es la de que la demanda es cada vez mayor y pone como ejemplo de ello el que “se están dando números y citas para poder atender algunos casos”.
Los comedores sociales también están al completo. Por el de La Milagrosa pasan a diario más de 200 personas.