Vivir el confinamiento en nuestros hogares está deparando situaciones de todo tipo. Dependiendo de nuestro día a día y forma de ser, hay casi tantas maneras de afrontar esta situación como personas. Pero, ¿cómo sería vivir el confinamiento a miles de kilómetros de distancia, desde un país comunista y además limítrofe con China, donde se originó la pandemia?
Es lo que está viviendo el tijoleño Juan Oliver, quien se encuentra en Laos. Un país de 6,5 millones de habitantes y en el que tan sólo se han contabilizado 19 casos de Coronavirus pero que, como medida de prevención, permanece cerrado a cal y canto como otras tantas naciones. Así las cosas, a Juan no le ha quedado otra que permanecer en este país de Indochina donde se encontraba cuando comenzó el confinamiento.
Eso sí, a pesar del peso de la distancia este tijoleño se encuentra igual o más arropado estos días que muchos de sus compatriotas ya que la crisis sanitaria le ha alcanzado en la casa de su hijo, ubicada en el mencionado país, por lo que reconoce que tanto él como su familia “estamos muy bien” ya que “no tenemos incidencia directa de lo que es la pandemia porque estamos bien instalados y porque la incidencia en Laos está siendo relativamente baja”. Juan y su mujer se encontraron con el punto álgido de la pandemia mundial durante una visita a casa de su hijo, que realiza su labor profesional en la Embajada de la Unión Europea en este país, de modo que se encuentra rodeado por su familia, a pesar de la distancia que le separa de su pueblo, donde además ejerce de vicepresidente del Banco de Libros.
Incertidumbre
Pese a que el confinamiento en Laos no le está suponiendo mayores problemas del que conllevaría en su hogar habitual e incluso le está permitiendo disfrutar más de lo habitual de la familia, explica que, de cara al futuro próximo, tanto él como su mujer se encuentran “en una jaula de oro pero enjaulados y encerrados”. Tras un primer aplazamiento del viaje de regreso previsto para el 31 de marzo, éste fue pospuesto para el 5 de mayo y ahora “también lo han cancelado” por lo que “no sabemos para cuándo nos darán vuelos”. Reconoce que “no saber cuándo vas a volver a tu tierra produce desasosiego” pero que, dentro de ese contexto, la pandemia está más controlada en dicho país, con la seguridad que esto ofrece.
En cuanto al confinamiento que comenzó hace poco más de dos semanas en Laos, detalla que “a pesar de la baja incidencia” las medidas son “muy contundentes” en un país de “régimen comunista fuerte aunque con economía de mercado, lo que propicia que la rigidez de la norma esté controlada”. Por el momento, Juan no tendrá más opción que permanecer a miles de kilómetros de su hogar aunque rodeado por los suyos. La cara y la cruz de esta particular situación por la que está pasando esta familia tijoleña.
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