El Banco de Libros de Tíjola es la materialización de un sueño solidario hecho realidad. Creado allá por el año 2015 cuando un tijoleño se planteó qué destino podía darle a todos los libros ya leídos, desde entonces no sólo ha servido para entregar miles de publicaciones a quienes son tienen un acceso fácil a la literatura ni a los libros educativos sino que también se ha encargado de hacer llegar otro tipo de productos de primera necesidad a países como Honduras.
La aportación desinteresada del Banco de Libros capitaneado por su fundador, el tijoleño Eugenio García, llegó a tal punto que incluso utilizaron su nombre para denominar la biblioteca de un colegio en el país hondureño. Ahora, ese sueño se ha visto trabado por una pesadilla: la crisis sanitaria y económica desatada por la pandemia mundial del Coronavirus. Estas circunstancias han hecho que el Banco de Libros se quede sin algunas de sus principales vías de financiación como es la venta de kilómetros del Reto Ciclista, entre otras.
“No podemos hacer actividades para recaudar fondos” reconoce el secretario de la asociación, Antonio Fernández, quien ha detallado que “seguramente el Reto Ciclista se va a posponer para el año que viene” por lo que esta organización lanzará una campaña viral para que todo aquel que lo desee colabore con ella por medio de una aportación voluntaria a número de cuenta. “Agradeceríamos a toda la gente que humildemente pueda colaborar con una pequeña aportación” anima el secretario del Banco de Libros recordando que “como siempre le vamos a dar buen uso” puesto que “el 100% de la recaudación” de la asociación se destina siempre “a fines solidarios.
Miles de mascarillas
La asociación tijoleña nunca para y prueba de ello es el cambio en las prioridades fijadas para destinar sus ayuda, que ha pasado de enviar material a Honduras (algo imposible por motivos logísticos a día de hoy) a coordinar la distribución de 4.000 mascarillas y 2.000 pantallas para las que ha aportado una gran cantidad de materiales y par alo que ha contado con la colaboración de empresas y de decenas de voluntarias y de los denominados ‘makers’ de la comarca que han utilizado para este fin altruista sus impresoras 3D.
Eugenio García, presidente del Banco de Libros afirma que "todo el mérito de esta campaña es de las personas que han realizado las pantallas y mascarillas" y que la asociación "solo ha sido el que ha unido las piezas"
“Esta situación nos está afectando a todos y la forma que veíamos de ayudar era esta”, añade el secretario.
Tareas diferentes a las habituales en las que, de la mano de Acoes, el Banco de Libros envía toneladas de ayuda hasta Honduras. Y eso es lo que se encontraba haciendo precisamente cuando fue decretado el estado de alarma, algo que ha repercutido negativamente también en su salud financiera. “Nos afectó bastante -reconoce Antonio sobre el confinamiento- porque teníamos previsto llevar un contenedor que ya teníamos cargado con una inversión de 4.200 euros ya pagada y por prudencia decidimos aplazarlo”.
Ahora, ante el cierre de las escuelas en Honduras, la asociación Acoes que tiene escolarizados “unos 8.500 niños” en dicho país “se está centrando en multiplicar esfuerzos y e intentar llegar a las aldeas y comunidades donde están estos niños entregando comida”. De modo que, para ayudar a los que siempre han ayudado, tan sólo hay que realizar un ingreso voluntario en el número de cuenta: ES52 2103 5880 5800 1002 9233.
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