El sábado, la Escuela del Mar de Alborán, la Blancazul, gestionada por la Asociación de Fauna Marina Promar, hizo la travesía desde el puerto de Adra hasta el de Roquetas, donde tiene planificado pasar todo el mes de agosto realizando salidas para navegar.
El principal objetivo de estos itinerarios de educación ambiental por la costa roquetera es mostrar a todos aquellos visitantes que naveguen con ellos la gran biodiversidad que albergan los ecosistemas marinos de la bahía del municipio.
“No se trata solo de dar un paseo en barco y darse un baño, sino que lo que nos interesa es que la ciudadanía conozca la riqueza de nuestros mares y la importancia de cada uno de nosotros para su conservación” afirma el coordinador de la Asociación, Paco Toledano.
Los recorridos de al menos tres horas de duración prestarán especial atención a las praderas de Posidonia oceánica que protegen las costas del municipio y que convierten a sus aguas en una de las de mejor calidad de la provincia. También, los voluntarios de la asociación, con la ayuda de maquetas a tamaño de real, y de diferentes muestras de fauna y flora, harán un recorrido por las diferentes especies de cetáceos y tortugas marinas que habitan en nuestras costas, su biología, los problemas a los que se enfrentan y la manera en la que se les puede ayudar.
Uno de los grandes alicientes de las salidas es poder observar a la familia de delfines mulares que utilizan la piscifactoría de Aguadulce para alimentarse, siempre manteniendo las distancias obligatorias que recoge la normativa para garantizar la seguridad de los cetáceos. Desde Promar se resalta la importancia de formar e informar de esta normativa a todas las embarcaciones de la zona, con especial atención a las empresas y usuarios de motos de agua, ya que, en muchas ocasiones, por su fácil maniobrabilidad, se acercan demasiado a los animales poniéndolos en peligro e incurriendo en un delito fuertemente sancionado.
A la educación ambiental se le une la interpretación del patrimonio y la historia del municipio desde el mar, y por su puesto un rato de ocio para que los visitantes se bañen en alta mar.
Para garantizar la seguridad de los visitantes, la Blancazul ha adoptado todas las medidas recomendadas por las autoridades sanitarias. La embarcación se desinfecta entre un grupo y otro, se dispone de geles hidroalcohólicos, es obligatorio el uso de mascarilla y hay espacio suficiente para garantizar las distancias.
Promar lleva casi veinte años trabajando por la conservación de los mares y la protección de las especies que lo habitan. La Escuela del Mar de Alborán, que este verano cumple siete años, es su herramienta para acercar a la ciudadanía al mar.
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