La Voz de Almería
22:14 • 02 dic. 2011
Buena persona, correcto y educado. Así es como ayer definían sus vecinos a Leslie Morris, de 66 años, quien hace unos días fue detenido por la Policía Nacional al tener una orden europea de detención y entrega emitida por la justicia inglesa. A este ciudadano natural de Reino Unido, que residía desde hace varios años en el municipio de Los Gallardos, se le acusa de varios delitos de violación y abusos sexuales a su hijastra y a la hija de ésta.
Hace poco más de una semana que Leslie Morris fue detenido, pero fue ayer cuando muchos de los vecinos de Los Gallardos conocieron los motivos. “Nos hemos enterado porque la noticia ha salido en televisión, hasta ahora no sabíamos por qué se lo habían llevado”, señala ayer la dueña del bar en el que solía desayunar. “Se lo llevaron esposado y sin ofrecer él resistencia”, afirmaba una de las vecinas que presenció cómo la Policía Nacional lo detenía en su propia casa, un dúplex ubicado en la calle Juan Ramón Jiménez.
La noticia ha sorprendido a este pueblo del Levante, donde sus vecinos nunca habían imaginado que detrás de este británico, cuyo “comportamiento era normal”, pudiera existir esta historia. “Buscaba relacionarse con la gente del pueblo, se paraba a hablar con los vecinos y siempre era muy educado. Nada nos hacía pensar esto”, comentaban varios gallarderos. “No hablaba perfecto el español, pero se le solía entender”, señalaron.
Quizás el idioma le unió aún más a un vecino, también de nacionalidad extranjera, con quien se solía ver bastante a menudo.
Vino acompañado
“Cinco o seis años” era el tiempo que llevaba residiendo en este municipio del Levante, aunque sus vecinos no saben determinarlo con exactitud. En Los Gallardos compartió primero casa “con su mujer. Luego ésta se fue y se quedó viviendo con su nuera y los hijos de ésta. Ahora ya llevaba tiempo que vivía sólo, en compañía de su perro”. Ayer, cuando la Policía Nacional, a través de una nota de prensa, informaba de la detención de Leslie Morris, su coche aún permanecía aparcado en la puerta de su domicilio. La noticia sorprendía a sus vecinos más cercanos, quienes ayer destacaban que era una persona muy normal y que no sospechaban que pudiera “esconder algo así”. “Si ha hecho eso, que lo pague”, señalaba una de las vecinas.
Llevaba una vida tranquila en el Levante, sin que nadie supiera nada Leslie Morris llegó al municipio hace aproximadamente un lustro, cuando se instaló en una vivienda ubicada en la plaza del pueblo. Luego, se compró una casa en la calle Juan Ramón Jiménez, donde el día 24 lo detuvieron varios agentes de la Policía Nacional. En la actualidad vivía sólo, aunque tenía la compañía de su perro.
Solía desayunar en el bar que hay una calle más abajo de su domicilio, donde también buscaba algo de conversación. Estaba jubilado y no tenía una ocupación reconocida. “Él siempre decía lo mismo, que se iba a limpiar la casa”, señalaba ayer una vecina. Aunque “buscaba relacionarse, tampoco tenía una relación estrecha con ningún gallardero. Eso si, siempre saludaba y le decía algo a los niños que jugaban en la calle”, señalaban ayer sus vecinos más cercanos, quienes desconocían su vida anterior.
“Cinco o seis años” era el tiempo que llevaba residiendo en este municipio del Levante, aunque sus vecinos no saben determinarlo con exactitud. En Los Gallardos compartió primero casa “con su mujer. Luego ésta se fue y se quedó viviendo con su nuera y los hijos de ésta. Ahora ya llevaba tiempo que vivía sólo, en compañía de su perro”. Ayer, cuando la Policía Nacional, a través de una nota de prensa, informaba de la detención de Leslie Morris, su coche aún permanecía aparcado en la puerta de su domicilio. La noticia sorprendía a sus vecinos más cercanos, quienes ayer destacaban que era una persona muy normal y que no sospechaban que pudiera “esconder algo así”. “Si ha hecho eso, que lo pague”, señalaba una de las vecinas.
Llevaba una vida tranquila en el Levante, sin que nadie supiera nada Leslie Morris llegó al municipio hace aproximadamente un lustro, cuando se instaló en una vivienda ubicada en la plaza del pueblo. Luego, se compró una casa en la calle Juan Ramón Jiménez, donde el día 24 lo detuvieron varios agentes de la Policía Nacional. En la actualidad vivía sólo, aunque tenía la compañía de su perro.
Solía desayunar en el bar que hay una calle más abajo de su domicilio, donde también buscaba algo de conversación. Estaba jubilado y no tenía una ocupación reconocida. “Él siempre decía lo mismo, que se iba a limpiar la casa”, señalaba ayer una vecina. Aunque “buscaba relacionarse, tampoco tenía una relación estrecha con ningún gallardero. Eso si, siempre saludaba y le decía algo a los niños que jugaban en la calle”, señalaban ayer sus vecinos más cercanos, quienes desconocían su vida anterior.
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