Chercos

“Hemos demostrado que desde un pueblo pequeño se puede llegar a todo el mundo”

Isabel Martínez es la gerente de la empresa artesana Mermeladas Gourmet Lorusso

CAJAMAR. Actitud y Compromiso
09:37 • 05 nov. 2020

Chercos, con poco menos de 300 habitantes, está situado muy cerca de las canteras de mármol de Macael, en mitad de la sierra que divide en dos la provincia de Almería. 



Allí, en un cortijo familiar como tantos otros de los Filabres, comenzó a funcionar en 2015 una empresa artesana, Mermeladas Gourmet Lorusso, que actualmente exporta a 11 países de América, Europa y Asia. 



Cuatro socios, dos hermanos españoles y dos amigos italianos, son los impulsores de la empresa, que Isabel Martínez, su gerente, define como “una historia de amor y mermelada”. 



Ella, economista de profesión, conoció a Biagio Lorusso, responsable de la fábrica, en un viaje a la India, cuando este regentaba varios centros de estética y salud en Milán. Tiempo después se casaron y decidieron huir del estrés y el ruido de la gran ciudad para vivir en el pueblo de la familia de Isabel. 



Allí se han reinventado para dedicarse profesionalmente a sus dos grandes pasiones compartidas: la gastronomía y la belleza. Y en su proyecto de empresa han arrastrado con ellos a Paco, hermano de ella y también economista, y a Carlo, amigo de la pareja, que les apoya desde la distancia. 



Del cortijo al hotel de lujo 



Los cuatro detectaron un hueco de mercado para la mermelada gourmet, y se marcaron dos premisas básicas para que su plan de negocio tuviera éxito: la diferenciación y la calidad. “Lo que significaba innovar en los formatos, cuidar hasta el extremo cada detalle y utilizar como materia prima productos ecológicos y de proximidad”, afirma Biagio. 



Especializados en el segmento delicatessen y en surtir a los bufés de algunos de los mejores hoteles del mundo, Lorusso comenzó a vender al exterior antes que en el mercado nacional. Como explica Paco Sáez, director de ventas, sus mermeladas “convencen por su sabor y textura, pero además proponen una experiencia sensorial completa, que incluye el diseño de los envases y formatos”. 


Los sucesivos reconocimientos internacionales que acumulan en sus primeros cinco años de vida demuestran que, con convencimiento, imaginación y constancia se puede transformar un producto artesano local de un pequeño pueblo almeriense de 300 habitantes en una pequeña joya gastronómica con presencia en medio mundo. 



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