José Antonio Arcos
07:00 • 16 dic. 2011
Cooperativas Agro-alimentarias decidieron celebrar sus jornadas anuales de debate este otoño en Almería. El presidente de la sectorial de frutas y hortalizas a nivel nacional, Cirilo Arnandís, reflexiona con LA VOZ sobre el futuro del sistema cooperativo.
El modelo actual de cooperativas hortofrutícolas, ¿a qué retos futuros se enfrenta?
Las Organizaciones de Productores (OPs), y en especial aquellas cooperativas, deben afrontar un futuro en un marco competitivo cada vez más abierto. En este contexto, el principal objetivo de estas empresas propiedad de sus productores es comercializar los productos de sus socios de la manera más eficiente, aportando valor y, lo más importante, conseguir una renta digna al agricultor de frutas y hortalizas.
¿Qué hay que cambiar?
Las OPs deben adaptarse continuamente a un mercado dinámico, cada vez más abierto y globalizado. Para tener poder en las relaciones comerciales la dimensión, ya sea a través de fusiones o de proyectos de comercialización en común con otras OPs o cooperativas, resultará fundamental para ahorrar costes y poder abarcar proyectos de inversiones más ambiciosos como el I+D+i, mejora de las explotaciones de los socios o inversiones en la mejora de la comercialización.
Se habla mucho de concentración de la oferta, ¿es la panacea?
No es la panacea, es uno de los caminos. El hecho de contar con una oferta concentrada obliga a clientes y operadores a negociar de manera más leal porque genera un equilibrio de fuerzas, es el esfuerzo de cambiar una relación de imposición por otra de colaboración donde todos deben ganar. Allí donde las OPs están concentradas y cuentan con una gestión empresarial eficiente defienden mejor el precio de sus socios productores en el mercado, no sólo en este sector, sino también en otros como la leche.
¿Cuáles son las fortalezas de las cooperativas hortofrutícolas?
Formamos parte de un sector líder en la UE en producción, y la aportación a la renta agraria final del sector hortofrutícola es incomparable con el resto de sectores. Las frutas y hortalizas son en España el 75% de la renta agraria total, y más del 65% de la mano de obra, y ello sin que prácticamente se reciban ayudas. Las cooperativas hortofrutícolas españolas concentran a miles de microempresas que son nuestros socios, y con esta apuesta en común conseguimos convertirnos en grandes empresas cooperativas capaces de ofertar el mejor producto y con la máxima calidad en cualquier lugar del mundo.
El agricultor es el eslabón más débil de la cadena, pero el más imprescindible. ¿Va siempre de la mano el interés del agricultor y el de la cooperativa o hay incompatibilidades? ¿Cuáles?
Agricultor y cooperativa son las dos caras de una misma moneda, los socios son los dueños de la cooperativa y cuentan con todos los recursos para que, si uno quiere, pueda participar en el control de la gestión de la misma. Las cooperativas son las empresas que, por su estructura legal, son las más transparentes del mercado, y esa dicotomía agricultor cooperativa no debería producirse si el cooperativista ejerciera los derechos y obligaciones propios de un socio. Es cierto que hay muchos socios que sienten desapego por la cooperativa en algún momento, como ocurre en cualquier empresa; pero en ésta él es dueño y, como tal, de entre los socios eligen al Consejo Rector al que le pueden pedir explicaciones y revocar en la siguiente Asamblea. En definitiva las cooperativas se crean para evitar la especulación de nuestros productos y ser dueños de nuestro futuro intentando ganar el valor añadido del producto. La cooperativa es un modelo empresarial, con ventajas e inconvenientes, pero una empresa más complicada que el resto de empresas y lo lleva implícito el modelo “todos somos dueños”; prueba de ello es que ninguna empresa privada pasa a cooperativa y cooperativas sí que pasan a sociedades limitadas o anónimas. La realidad es que las cooperati
El modelo actual de cooperativas hortofrutícolas, ¿a qué retos futuros se enfrenta?
Las Organizaciones de Productores (OPs), y en especial aquellas cooperativas, deben afrontar un futuro en un marco competitivo cada vez más abierto. En este contexto, el principal objetivo de estas empresas propiedad de sus productores es comercializar los productos de sus socios de la manera más eficiente, aportando valor y, lo más importante, conseguir una renta digna al agricultor de frutas y hortalizas.
¿Qué hay que cambiar?
Las OPs deben adaptarse continuamente a un mercado dinámico, cada vez más abierto y globalizado. Para tener poder en las relaciones comerciales la dimensión, ya sea a través de fusiones o de proyectos de comercialización en común con otras OPs o cooperativas, resultará fundamental para ahorrar costes y poder abarcar proyectos de inversiones más ambiciosos como el I+D+i, mejora de las explotaciones de los socios o inversiones en la mejora de la comercialización.
Se habla mucho de concentración de la oferta, ¿es la panacea?
No es la panacea, es uno de los caminos. El hecho de contar con una oferta concentrada obliga a clientes y operadores a negociar de manera más leal porque genera un equilibrio de fuerzas, es el esfuerzo de cambiar una relación de imposición por otra de colaboración donde todos deben ganar. Allí donde las OPs están concentradas y cuentan con una gestión empresarial eficiente defienden mejor el precio de sus socios productores en el mercado, no sólo en este sector, sino también en otros como la leche.
¿Cuáles son las fortalezas de las cooperativas hortofrutícolas?
Formamos parte de un sector líder en la UE en producción, y la aportación a la renta agraria final del sector hortofrutícola es incomparable con el resto de sectores. Las frutas y hortalizas son en España el 75% de la renta agraria total, y más del 65% de la mano de obra, y ello sin que prácticamente se reciban ayudas. Las cooperativas hortofrutícolas españolas concentran a miles de microempresas que son nuestros socios, y con esta apuesta en común conseguimos convertirnos en grandes empresas cooperativas capaces de ofertar el mejor producto y con la máxima calidad en cualquier lugar del mundo.
El agricultor es el eslabón más débil de la cadena, pero el más imprescindible. ¿Va siempre de la mano el interés del agricultor y el de la cooperativa o hay incompatibilidades? ¿Cuáles?
Agricultor y cooperativa son las dos caras de una misma moneda, los socios son los dueños de la cooperativa y cuentan con todos los recursos para que, si uno quiere, pueda participar en el control de la gestión de la misma. Las cooperativas son las empresas que, por su estructura legal, son las más transparentes del mercado, y esa dicotomía agricultor cooperativa no debería producirse si el cooperativista ejerciera los derechos y obligaciones propios de un socio. Es cierto que hay muchos socios que sienten desapego por la cooperativa en algún momento, como ocurre en cualquier empresa; pero en ésta él es dueño y, como tal, de entre los socios eligen al Consejo Rector al que le pueden pedir explicaciones y revocar en la siguiente Asamblea. En definitiva las cooperativas se crean para evitar la especulación de nuestros productos y ser dueños de nuestro futuro intentando ganar el valor añadido del producto. La cooperativa es un modelo empresarial, con ventajas e inconvenientes, pero una empresa más complicada que el resto de empresas y lo lleva implícito el modelo “todos somos dueños”; prueba de ello es que ninguna empresa privada pasa a cooperativa y cooperativas sí que pasan a sociedades limitadas o anónimas. La realidad es que las cooperati
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