Todo un año sin pasear más allá de la puerta de su casa, sin
sentir la brisa marina o, simplemente, una racha de viento acariciar
su rostro. Son algunos de los
sacrificios que la reconocida pintora olulense Odu Carmona (Olula del
Río, 1968) ha tenido que realizar desde que en el mes de marzo de
2020 la pandemia llegar a nuestras vidas.
El hecho de que hace más
de una década sufriera un trasplante de riñón le impide afrontar
el menor riesgo en cuanto a lo sanitario (otra cosa bien diferente
sería en lo artístico). Tampoco tiene intención de
hacerlo hasta que la pandemia sea prácticamente cosa del pasado.
“Tengo muy claro que ese regalo que a mi me hizo esa familia
anónima no lo voy a poner en riesgo por salir a la calle; lo tengo
muy claro”, reitera haciendo alusión a ese “regalo”, que en su
caso llegó en forma de una donación que le salvó la vida.
No
es menos cierto que, para hacer honor a la verdad, este estricto
aislamiento se rompió durante unas horas este pasado mes de marzo.
“Salí un domingo, me hice un bocadillo y me lo comí en una playa
en la que no había nadie”, recuerda con una sonrisa. Esa ha sido
su única salida en más de 365 días, dejando a un lado un traslado
hasta un hospital por motivos sanitarios.
El estado de
alarma llegó y, como al resto de la humanidad, le cambió la vida.
“También dirijo la academia comarcal de música y pintura ‘Pincel
y Cuerda’ y las plazas estaban a tope, por lo que me quedaban muy
pocas horas para producir mi propia obra”, recuerda. La llegada del
virus lo cambió todo o casi todo. Porque pese a los obvios y
numerosos inconvenientes, incluidos los económicos, no
necesariamente todo fue a peor.
El tiempo que desde ese
mes de marzo no pudo dedicar a la academia lo ha desviado hacia su
propia obra, por lo que reconoce que “en este año de confinamiento
he multiplicado mi producción”. Esto se traduce en la elaboración
de más de 80 obras de arte” que además ha realizado “con
tranquilidad, al tener todo el tiempo del mundo”.
Uno de
los proyectos más importantes de los que Odu Carmona ha formado
parte ha sido la elaboración del boceto para el monumento a
todas las personas que han pasado por un trasplante de riñón. Una
proyecto de ‘Alcer’, la ‘Federación nacional de asociaciones
de lucha contra las enfermedades de riñón’ y del que la artista
olulense ha formado parte imprescindible.
Sombras y luces
de un año de aislamiento que ha ido más allá del experimentado por
gran parte del resto de la población y que le ha dejado algo más
que todas esas obras de arte, que no son poco. “Este año me ha hecho reflexionar sobre muchas cosas y seguro que haré cambios en mi vida cuando todo esto pase".
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