Los regantes impulsarán la desalación pero no aceptarán un recorte del trasvase

Aunque la batalla por el agua del Tajo-Segura está lejos de acabar, los regantes consiguieron la semana pasada sentar en la mesa de negociaciones a la ministra para la Transición Ecológica en un encuentro "cordial" en el que Teresa Ribera mostró una actitud "receptiva" y conciliadora, que podría indicar el camino hacia un principio de acuerdo para solucionar el eterno problema de los agricultores en el Levante Almeriense.

El presidente de la Junta Central de Usuarios del Valle del Almanzora, Fernando Rubio, que estuvo presente en la reunión en calidad de vicepresidente del Sindicato Central de Regantes del Tajo Segura (SCRATS), afirmó en una entrevista con la Cadena SER Levante que los regantes se muestran favorables a los planes del Ministerio para impulsar la desalación, pero reiteró su negativa rotunda a cualquier tipo de reducción del caudal de agua trasvasada hacia la comarca.

"Lo más interesante es que nosotros pusimos sobre la mesa nuestras reivindicaciones y toda la problemática que tenemos y la ministra supo de primera mano todo el desarrollo económico y social que hay en el sureste de España gracias al trasvase", explicó Rubio durante la entrevista.

A este respecto, el vicepresidente de SCRATS afirmó que todavía están en marcha las negociaciones entre los técnicos de los regantes y los del Ministerio para conseguir lograr que no se produzca el recorte que tanto temen los agricultores, antes incluso de que se presente el proyecto y se abra el proceso de alegaciones.  

"Los estudios que han hecho nuestros técnicos sobre los caudales han detectado un error con respecto a los que ha hecho el Ministerio", relató el presidente, que espera que se revise el proyecto que tiene previsto aprobar el Ministerio. "Vamos a ver si se llega a un acuerdo porque ellos tienen pensado aumentar el caudal ecológico a 8,5 metros por segundo, cuando ahora mismo está en seis. Eso supondría una pérdida anual de en torno a 80 hectómetros cúbicos que no se podrían trasvasar", desveló.

Rubio cree que es importante presentar enmiendas al plan antes de que el Ministerio lo presente formalmente, ya que si "las administraciones colocan unos números luego moverlos es muy difícil", por lo que confía en dejar "el problema solucionado" antes del periodo de alegaciones, que durará seis meses tras la presentación oficial de la propuesta gubernamental.

Gobierno y regantes se comprometen con la desalación

En el encuentro, donde la tónica fue la cordialidad, también se trataron los pormenores del 'plan b' del Ministerio: la desalación. El proyecto del equipo liderado por la ministra Teresa Ribera es invertir 500 millones (la mayor parte procedentes de fondos Next Generation) para aumentar la dotación de agua de la desaladora de Torrevieja, que va a pasar de 80 a 120 hc3 de producción, e interconectar todas las desaladoras del sureste con los canales del trasvase para llevar el agua a los regantes.

El plan gusta a los regantes, pero sostienen que para que surta efecto queda por atar el cabo de los altos precios del agua desalada, que actualmente ronda los 60 céntimos por metro cúbico en la zona del bajo y alto Almanzora. "Le estuve diciendo a la ministra que es inviable, con esos precios no se puede cultivar, los consumos en las comunidades del Almanzora han bajado entre un 40 y 50 por ciento, entre otras circunstancias por el precio, porque con esos precios no se puede trabajar", aseguró.

Rubio Valoró la manifestación organizada por los regantes de todo el sureste español en Madrid como "un éxito" que posibilitó que unos días después se produjera un encuentro que llevaban dos años reclamando. En cuanto a la Desaladora de Palomares, el presidente de los regantes expresó su cautela ante las recientes declaraciones del director general del Agua, Teodoro Estrela, de que la licitación de las obras de protección tendrá lugar en las próximas semanas.

Según afirmó, Estrela lleva "más de un año" prometiendo la licitación de esta importante obra "en las próximas semanas", lo que ha puesto a los regantes en una actitud desconfiada.