Gabriel Amat tuvo ayer la despedida que quería como presidente provincial del Partido Popular de Almería. Ha tenido que aguardar varios meses para que se permitiera celebrar un congreso con presencia de compromisarios y que pudieran darle abrazos, pero la espera le ha merecido la pena.
No es Gabriel Amat un político de lágrima fácil. En su despedida del cargo, ante unas 500 personas en el Hotel Playadulce y rodeado de los suyos, de los populares y de su familia más directa, el ahora presidente de honor del PP almeriense no pudo contener la emoción.
Atento a los mensajes que desde las grandes pantallas le mandaban los expresidentes José María Aznar y Mariano Rajoy y su siempre amigo Javier Arenas, Amat Ayllón colgó las botas en una mañana de verano satisfecho del legado que deja tras 17 años en el cargo. Ahora se dedicará en cuerpo y alma a la alcaldía de Roquetas de Mar, pero no dejará de dar consejos a quien se los pida.
“Me tenéis a vuestra disposición para lo que haga falta. Ha sido un gran honor”, sentenció en su despedida ante los compromisarios; el nuevo presidente provincial, Javier Aureliano García; el nuevo equipo directivo y el presidente de la Junta, Juanma Moreno. Poco después recibiría el apoyo personal del número 2 del PP a nivel nacional, Teodoro García Egea.
Trayectoria
Antes de esa sentencia, este político nacido en la Alpujarra granadina repasó su trayectoria desde que decidió incorporarse como concejal en el Consistorio roquetero. Primero, haciendo oposición al PSOE y después en otras responsabilidades antes de llegar a la alcaldía en 1995. Allí estará “hasta que los vecinos de mi pueblo quieran”.
Entretanto, seguirá recordando cómo Roquetas casi ha triplicado su población, ha saneado su economía municipal hasta tener “67 millones de euros en billetes” en los bancos y está a las puertas de tener adjudicadas en unas semanas las obras de su hospital de Alta Resolución.
Satisfecho, por tanto, de estar entre los alcaldes de grandes poblaciones que llevan la friolera de 26 años en el cargo, Gabriel Amat trasladó que prácticamente no sabe ahora otra cosa que dedicarse a la política, aunque podría retirarse “a cultivar tomates” en su finca. Una política que lleva en las venas y que le ha presentado retos como el del año 2004, “cuando el PP de Almería estaba roto y en una situación muy delicada”.
PP y Diputación
Desde entonces, “no teníamos horas para trabajar”. Lo dijo refiriéndose a la ayuda que ha encontrado en la presidencia provincial del PP de personas como su sucesor, Javier Aureliano García, o el actual alcalde de la capital, Ramón Fernández-Pacheco. O en la mismísima presidencia de la Diputación, a la que llegó en 2011 y tuvo que enfrentarse a los problemas de falta de agua en muchos municipios, “que tenían una potabilizadora pero no funcionaba”.
Precisamente sobre el agua giró también parte de su discurso (llevaba unas notas escritas y no las llegó a leer). “El agua es nuestra sangre”, proclamó, acordándose, una vez más y van … del Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE), “que condenó sin trasvase del Ebro a la comunidad de Valencia, la región de Murcia y Almería”.
Despedida
Desde la noche del pasado viernes, Gabriel Amat es el primer presidente de honor del Partido Popular de Almería. En su despedida, aseguró que deja su responsabilidad política en buenas manos y que tiene “la mejor suerte del mundo” por contar con el apoyo “de mi familia del PP”.
Cerca de las tres de la tarde de ayer sábado, Amat salió del Hotel Playadulce junto a su mujer, María Pintor, y su gente más cercana. Ya no era el líder provincial del PP, pero seguía recibiendo abrazos y felicitaciones. “Siempre estaremos con usted, presidente”.
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