Aunque este martes persistía el calor en buena parte del interior de la provincia, la ola de calor que ha estado afectando a Almería en estos cinco últimos días comenzó ayer a retirarse, empujada hacia el Mediterráneo Oriental por vientos más frescos procedentes del Atlántico.
Fin pues a un episodio que ha mantenido los termómetros en su zona más alta en casi toda la provincia, pero que ha sido especialmente intenso en las zonas del interior de la provincia, sobre todo en los grandes valles como los del Almanzora, el del Río Nacimiento o el Medio y Alto Andarax.
Es tiempo de hacer balance y, para iniciarlo, hay que comenzar por las áreas que han sufrido menos, las situadas en el litoral y el prelitoral, allí donde han podido llegar las brisas marinas en estos últimos días, tanto a Poniente como a Levante, entre ellas la capital almeriense que logró quedarse relativamente alejada de esos cuarenta grados que han sido la tónica general en estos últimos días.
El interior
Dejando a un lado esas áreas, casi la totalidad de las comarcas del interior provincial han estado presididas por temperaturas que en muy pocos casos bajaron de los 38 o 39 grados centígrados, mientras que los cuarenta y por encima de ese registro cayeron en más de una veintena de municipios.
Cuatro de ellos han destacado por la virulencia de las altas temperaturas; la máxima la registraba Albox y hubo que esperar al último día para medir allí los casi 45 grados que se han registrado y que ha sido la más alta de todas las registradas en la provincia.
Días de fuego
Junto a los albojenses los habitantes de El Saltador, en Huércal-Overa, de Vélez Rubio o de Tabernas han alcanzado un registro máximo por encima de los 44 grados. En el caso de El Saltador lo más destacado es que fue el primer pueblo almeriense en subir de los cuarenta grados y así se ha mantenido durante seis días seguidos.
Porque aunque es cierto que no se han batido los récords históricos de temperaturas máximas, una de las característica de esta primera gran ola de calor del verano ha sido la persistencia de las altas temperaturas, muchos días seguidos de fuerte calor que han multiplicado la sensación de bochorno de los almerienses.
Irregularidad
Volviendo la vista al interior provincial se aprecian además esas diferencias en cuanto a los registros de máximas ya que mientras que en amplias zonas del Almanzora, de la comarca de Los Vélez o el levante provincial el fuerte calor se mantuvo durante cinco o seis días, en otras se han registrado máximas superiores a los cuarenta grados pero en momentos puntuales, como en Laujar de Andarax, Canjáyar, Topares o en Pulpí.
En concreto en el curso medio y bajo del Almanzora se iniciaba el episodio con temperaturas altas, pero lejos de los registros de los 40 grados, pero apretó más al final de este periodo. Según explica Eduardo Romay, del colectivo almeriense de analistas climáticos Cazatormentas, la razón hay que buscarla al viento de poniente que ya este domingo empezó a soplar y que allí se ‘aterrala’, haciendo subir los termómetros varios grados más que en condiciones estables, es decir sin viento.
Añade que en cualquier caso los 44’9 grados que se registraron este pasado lunes en Albox, sin llegar a ser una máxima histórica, es un valor muy importante incluso para esa zona y que no se da todos los años, sólo en episodios de altas temperaturas o de olas de calor como la que ha acontecido en estos últimos días.
La causa
Lo ocurrido en estos últimos días ha tenido como causa principal la llegada de una masa de aire de origen norteafricano y muy cálido (temperaturas de hasta 30 grados o algo más medidos a 1.500 metros de altitud. Esto ya ocurrió en los días de calor vividos en la provincia en el mes de julio pero, a diferencia de entonces, toda la vertical atmosférica ha presentado valores térmicos muy altos.
Es decir que la masa cálida de capas medias y bajas ha tenido sustento en altura en forma de dorsal anticiclónica subtropical. Con esas condiciones, la situación de estabilidad es máxima, con lo que los vientos han sido en general flojos, en muchas zonas inexistentes, “de manera que no se han producido mezclas de aire entre la superficie y las capas superiores más frescas capaces de atemperar el calor en superficie”, según explicaba Romay.
Subsidencia
Además se han producido fenómenos de subsidiencia, es decir el descenso del aire de capas altas de la atmósfera que se va comprimiendo y calentándose, reforzando el calor en las cercanías del suelo.
Hay un último factor que ha condicionado esta última ola de calor y ha sido la presencia de nubosidad de escasa intensidad y la presencia de polvo sahariano en suspensión que ha frenado en algo la insolación, evitando que se pueda hablar de temperaturas récord.
Días de calor, noches ‘infernales’
Si bien las temperaturas máximas no han batido marcas o nuevos récords, las mínimas han estado entre las más elevadas de las series históricas. En el interior de la provincia se han vivido noches de calor que hacía décadas que no se producían.
Como ejemplos la vivida en la localidad de Gérgal, donde más allá de la medianoche aún se estaban registrando caso 32 grados centígrados; o en Abrucena, localidad situada a mil metros de altitud, que goza habitualmente de noches frescas, aún en días de fuerte calor durante el día, que en estos últimos días no bajaron de los 26 o 27 grados en dos noches consecutivas.
Algo similar ocurrió en la capital y en buena parte de la geografía provincial. La razón, según explica Eduardo Romay, es que el calor acumulado durante el día no se ha disipado durante las noches, como suele ser lo normal, debido sobre todo a la presencia de aire africano en capas medias, de nubes o de polvo sahariano que hacen las veces de ‘invernadero’ y no dejan escapar el calor del suelo.
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