En este 2021 la Asociación para el rescate de fauna marina Equinac, con sede en Almerimar, ha puesto en marcha un proyecto que busca afrontar el incremento de enmallamientos en cordajes, basuras marinas y artefactos de pesca fantasma que sufren los animales marinos, con un enfoque en su paciente más común: la tortuga boba.
Este proyecto, con el apoyo económico de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), tiene diversos objetivos entre los que se encuentran la recuperación de todas las tortugas posibles tanto vivas como muertas, la toma exhaustiva de datos, entrenar personal voluntario en las mejores prácticas de rescate de animales marinos enredados, y contribuir información científica con estrategias y plataformas relevantes a nivel nacional como internacional.
Para conseguir esto, además de la colaboración a nivel local con la ciudadanía en general (algo que viene haciendo Equinac durante mucho tiempo informando sobre el protocolo al encontrar una especie protegida, que es llamar al Servicio de Emergencias 112 y seguir las indicaciones), el proyecto propone trabajar junto a sectores como el pesquero para lograr que las tortugas enfermas o heridas en alta mar se atiendan cuanto antes, y se trasladen al centro de recuperación de Equinac para su tratamiento y, si todo va bien, posterior liberación.
Aunque puede parecer que recuperar animales individuales no tiene gran impacto, la Asociación Equinac informa de que las tortugas tienen un alto valor ecológico, sobre todo los juveniles que a menudo llegan al centro, ya que éstas - la mayoría procedentes de las orillas de EEUU - han logrado sobrevivir sus primeros años de vida y en unos años más estarán preparadas para la reproducción, y en consecuencia contribuirán a la supervivencia de la especie.
Eva María Morón, coordinadora de la Asociación, explica que: cuando estas tortugas entran por el Estrecho de Gibraltar al Mediterráneo “se encuentran en una zona migratoria y de alimentación, pero también tristemente con una alta intensidad pesquera y de otros impactos de origen humano, como los plásticos y las redes a la deriva” y que debido a la tasa cada vez mayor de tortugas que van llegando a la costa Almeriense con problemas como la ingesta de plásticos, “nos dimos cuenta de que teníamos que afrontar este problema buscando soluciones colaborativas e intensificando nuestra capacidad de rescate y recuperación de animales, y por ello nos lanzamos a este proyecto con la Fundación Biodiversidad”.
Además de esta labor a nivel local, los resultados de este proyecto contribuirán a proyectos como el LIFE IP INTEMARES que busca conseguir una red de espacios marinos gestionada de forma eficaz, y MED GHOST FADs que recopila información sobre artes de pesca fantasma, para crear modelos de abundancia, distribución e incluso focos de origen de estos artefactos, que suponen un alto riesgo no sólo para tortugas, sino también para otros animales marinos, sus ecosistemas, navegantes y otros usuarios del
mar.
Aunque la problemática es enorme, este tipo de proyectos colaborativos son un punto de partida importante para estudiar los impactos que tienen las basuras, plásticos y similares, ya que esperamos que ayudarán a encontrar estrategias de mitigación basadas en información científica rigurosa.
Y además, este tipo de proyecto, informa la integrante del equipo técnico de Equinac, Anca Corcodel : “al hablar de especies emblemáticas como la tortuga boba, consigue mucho interés por parte de la ciudadanía e incluso sectores relevantes. Cada vez que atendemos una tortuga herida o enferma, la recuperamos y la liberamos, nos damos cuenta de que son auténticas embajadoras para el medio marino”.
Para más información sobre este proyecto, Equinac está muy activo tanto en Facebook como Instagram, donde se puede seguir este proyecto.
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