Escribir sobre petanca siempre supone un reto. ¿Cómo afrontar un tema con el respeto que se merece si nuestro subconsciente ya está influenciado por el prejuicio y el tópico? Y es que solo mencionar la palabra ‘petanca’ conduce la mente hacia una visión de personas que se encuentran en la tercera edad y cuyo pasatiempo matutino es dedicarlo a este juego. Una imagen entrañable que pueden encontrarse en los parques, y que a veces ha conseguido captar la atención del viandante por algunos segundos. Pero nada más lejos de la realidad.
Como cualquier otra disciplina deportiva existen valores y estrategias que conducen a la victoria o a la derrota, pero sobre todo a participar de un rato agradable en compañía de compañeros y amigos.
Diego Rodríguez Ballesta, para sus paisanos ‘Rinconeras’, supo ver más allá del tópico y junto con sus compañeros de club, han creado toda una comunidad petanquera en el municipio de Zurgena, que aúna a grandes y pequeños, veteranos y muy noveles, y que en reconocimiento de la labor de ‘Rinconeras’, se juntó en la barriada de la Alfoquía para rendirle homenaje en el 'I Campeonato de Petanca Diego Rodríguez Ballesta de Zurgena'.
La iniciativa llevada a cabo por sus hijos Antonio, Diego y Luis, junto con los miembros del club de petanca del municipio, y con la colaboración del Ayuntamiento de Zurgena, logró reunir a 80 equipos venidos de la provincia de Almería, de la Región de Murcia y la provincia de Alicante. “Estamos gratamente satisfechos” indicaba Antonio Rodríguez “ver el número de gente que ha venido, siendo el primer campeonato que organizamos, te hace saber lo querido que pudo ser mi padre y lo importante que es este deporte para mucha gente”.
De músico humilde a empresario de éxito
Diego Rodríguez Ballesta ‘Rinconeras’ por su oficio de músico de fiestas, celebraciones y verbenas, pudo estar en contacto directo con las poblaciones de la Comarca del Valle del Almanzora, del Levante, así como las de la vecina Lorca en Murcia.
Este desempeño le valió ganarse el afecto y a la confianza de un público que año tras año demandaba sus servicios musicales para amenizar las veladas. Con el tiempo, sus hijos fueron añadiéndose a la ‘troupe’ para girar con ‘Rinconeras’ en bolos y galas.
Fue tal el afán que la familia Rodríguez puso en la música, que, de la noche a la mañana, lo que una vez empezó siendo un teclado, una caja de ritmos y un cantante que recorría los pueblos de Almería, se convirtió en una empresa familiar referente en logística musical con la capacidad y conexiones para operar a nivel nacional.
Un legado de padre a hijo que se disfruta entre iguales
Cuando el negocio de la música anduvo por sí sólo ‘Rinconeras’ supo delegar en sus hijos la administración de ésta, para volver al deporte de las bolas de acero, que siempre practicó con sus amigos hasta su fallecimiento hace dos años. “Todo lo que sabemos nosotros es gracias a mi padre” comentaba Luis entre risas, mientras confesaba que no juega mucho a la petanca.
Viendo el perfil de los jugadores más jóvenes, habiendo niños de 7 u 8 años compitiendo en el torneo, se puede comprender la importancia que tiene la petanca en este municipio. Una cultura deportiva que viaja de padres a hijos y que es practicada entre iguales sin caer en el prejuicio y el tópico de la edad y que espera al año próximo para continuar recordando en la pista de albero, a aquel músico y jugador de petanca que sus amigos llamaban ‘Rinconeras’.
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