"La tienda de 'la Montoya' era una de las más emblemáticas de cuantas
hubo en el siglo XX en Albox". Así ha resumido el historiador local Miguel Ángel Alonso la historia tras uno de los establecimientos que más marcaron al municipio albojense durante buena parte del siglo pasado.
La tienda de' la Montoya', tal y como cuenta Alonso, tiene su origen a principios del siglo XX y su ubicación la situó "en el corazón" del mercado semanal de los martes donde no solo ofrecía bebida y comida sino que permitía "a la gente del campo" que se desplazaba al mercado dejar "sus compras en la trastienda, cumpliendo 'la
Montoya' una función de custodia que se recompensaba con las compras
adicionales que esas mismas personas hacían habitualmente en la
tienda".
De hecho, se conserva "un libro de contabilidad de la tienda del año 1918" por
lo que se han podido recuperar algunas de las compras o ventas realizadas para llevar adelante el establecimiento. "La Montoya vendía de todo lo
imaginable en su estrecha y alargada tienda: comestibles entre los
que había embutidos de elaboración propia, avíos de matanza, pan,
toallas, ropa infantil, calcetines, cordones, cepos, alpiste,
legumbres, cereales a granel, carteras escolares de cartón,
guitarras de juguete…", enumera Alonso, quien añade que "en este gran bazar turco, 'la Montoya' tenía hasta "pasteles, alpargatas, gasolina para los candiles que se la
compraba a Paco 'Bigotes', el del surtidor, aspirinas, verduras...".
Sin embargo, la popularidad de 'la Montoya' no solo se debía a la tienda que regentaba y que también hacía las funciones de bar. "El arquetipo de belleza albojense se lo quedó esta mujer", explica Miguel Ángel Alonso, ya que "siempre
que una chiquilla era muy bonica decían que era como 'la Montoya'. De
hecho una vecina de la calle Tejeras le apodan 'la Montoya' porque era
muy guapa como ella", asegura.
Lo cierto es que la suerte no siempre acompañó a 'la Montoya' en su vida personal tanto como en la comercial. Y es que su marido, Jesús González, que "era muy chistoso, en
las ferias solía ir gastando bromas a los críos y les tiraba
petardos para darles un sustillo", detalla Alonso. Una costumbre que, en el año 1920, cuando 'la Montoya' estaba
embarazada le costó la vida cuando "tuvo la mala suerte de que le cayó
el ascua de un cigarro", prendiendo a la vez todos los petardos que guardaba en el bolsillo y muriendo a los pocos días sin ver nacer a su hijo Jesús, que venía de camino.
Aún así, a María Concepción Montoya Pérez (1895-1995) no le flaquearon las fuerzas y siguió adelante con su tienda-bar. En cuanto a esta última función, Miguel Ángel Alonso especifica que se servían "vasos de gaseosa, copas de licor, anís principalmente e incluso
vendía tapas de sardinillas en trozos de pan" así como "tabaco", principalmente de contrabando.
En este sentido, uno de los datos más curiosos rescatados por el historiador ha sido la lista de precios de las tapas. "Aceitunas a una peseta; bacalao a dos pesetas…", enumera acerca de los precios fijados allá por la década de los años 70 del siglo pasado.
Es tan sólo parte de la historia de un nombre que forma parte de la historia de Albox y que irá unido por siempre a otro establecimiento que, de la misma manera que quien lo regentaba, ya es una leyenda de la historia del comercio albojense del último siglo.
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