Oria

Una oleada de robos en Oria en pocas semanas causa alarma entre los vecinos

Dos bares, un pub y algunas viviendas han sido objeto de reiterados asaltos nocturnos

Una calle de Oria.
Una calle de Oria.
José Luis Masegosa
08:47 • 24 ene. 2022

Más de media docena de allanamientos y robos con violencia, acaecidos durante las últimas semanas, han generado la alarma social y la preocupación de los vecinos del municipio de Oria. Todas las incursiones se han producido de noche o de madrugada y han afectado a varios establecimientos de hostelería y a domicilios particulares, tanto del núcleo urbano como de algunas barriadas próximas en donde crece la sorpresa y  pesadumbre ante la iniquidad con la que actúan los delincuentes en una localidad pacífica y tranquila  en la que todo el mundo se conoce.



Según los datos recabados entre los vecinos y algunos de los  afectados, en la noche-madrugada del día tres del pasado mes  de diciembre se produjo el primero de los robos en dos establecimientos de hostelería en pleno corazón urbano, en el Bar San Antonio, frente al Ayuntamiento, y en el Bar San Miguel, situado en la Avenida de Andalucía a escasos metros del cuartel de la Guardia Civil, si bien en los edificios de dichos locales no habita nadie, circunstancia que pudo favorecer la perpetración de los asaltos. En ambos casos los ladrones forzaron las puertas de acceso y destrozaron las máquinas tragaperras de las que sustrajeron las respectivas recaudaciones. Tras presentar las correspondientes denuncias, sus regentes se encuentran a la espera del esclarecimiento de los hechos.



Nueva “visita”



Apenas había transcurrido poco más de un mes cuando los responsables de los dos establecimientos reseñados se encontraron en la mañana del pasado día doce con la desagradable sorpresa de una nueva “visita” de los amigos de lo ajeno, quienes utilizando las mismas tácticas de desmontar las cerraduras de las puertas de acceso llevaron a cabo su segunda incursión con el nuevo destrozo de las máquinas recreativas, apropiándose de  las recaudaciones de ambas.



Ante esta reiterada actuación de los ladrones en los mismos lugares, los industriales y propietarios de otros establecimientos han aguardado expectantes algunos días en el convencimiento de que más pronto que tarde se resolverían estos casos .Sin embargo, el vecindario se ha visto sorprendidos de nuevo: En la madrugada del pasado día diecinueve los propietarios del local que alberga el pub “La Torre”, en la Plaza de la Constitución, -quienes habitan en la planta alta de la vivienda-  se despertaron sobresaltados poco antes de las cuatro de la madrugada a causa de los fuertes golpes procedentes de los bajos donde se halla el pub. Dos individuos cubiertos con pasamontañas habían franqueado la puerta principal, tras reventar la cerradura, y a rastras, para no ser grabados por las cámaras, se introdujeron en el interior.



Conscientes de cuanto sucedía en la planta baja, los ocupantes del piso trataron de llamar la atención, al tiempo que avisaron a uno de los regentes del establecimiento. Los ladrones no se inmutaron mucho y continuaron propinando golpes para tratar de extraer la máquina recreativa de su funda protectora, por lo que permanecieron en el interior del pub durante una media hora. Sólo el ruido del vehículo del regente, en las proximidades del establecimiento, hizo desistir a los intrusos, quienes a pie huyeron por el Callejón de la Tercia. Aun así, el hecho de ser descubiertos no hizo desistir a los dos ladrones, ya que tras circundar la Basílica se les vio merodear frente al local asaltado hasta que desaparecieron.



Un vehículo y maquinaria



No debió satisfacer el último botín a los asaltantes, pues durante esa misma madrugada forzaron la puerta de una cochera anexa a una vivienda en la barriada de Ogarite, donde descansaban sus propietarios, quienes no llegaron a percatarse del asalto. Los ladrones sustrajeron diversa documentación, varias motosierras y algunas máquinas de uso agrícola, medio centenar de sacos de almendra y un vehículo turismo cuyo depósito apenas si contenía combustible. Los ladrones emplearon bastante tiempo en esta acción, ya que para poder sacar el coche del local tuvieron que retirar una furgoneta que obstruía el paso del mismo. El propietario, que posee dos perros en la finca, encontró a la mañana  las dos puertas de la cochera-almacén abiertas y sin daño alguno.


Con la lógica preocupación, el vecindario confiaba en que ya no asistiría a más sobresaltos. Sin embargo, en la mañana del siguiente día, veinte de enero, una familia del barrio de San Lucas descubrió cómo los ladrones habían entrado mediante la fuerza en unas dependencias anexas a su domicilio, de donde sustrajeron  aperos y maquinaria agrícola, así como diversos productos para el consumo alimentario y de uso doméstico. Al parecer, en la noche anterior del doble asalto lo intentaron también en esta última vivienda. La inquietud y la alarma han cundido entre los vecinos, algunos de los cuales preguntan cada a día quién o a quiénes les tocará esta noche.


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