Cuando comenzó la pandemia cogió las maletas, dejó su localidad natal, y se marchó al cortijo familiar en el término municipal de Alcolea, lejos de los núcleos urbanos donde la crisis sanitaria provocada por la COVID-19 y, sobre todo, el duro confinamiento, hicieron mucha mella en la población.
Laura Fernández Pérez, natural del barrio roquetero de Cortijos de Marín, descubrió en este rincón de la Alpujarra de Almería que la vida en un entorno rural era lo que quería para ella y para sus tres hijos, a los que ha escolarizado este curso en el colegio de Laujar de Andarax, pueblo al que esta joven de 36 años se mudó en noviembre para iniciar una nueva vida.
"Me gusta la calidad de vida que hay en los pueblos y decidí que tenía que cambiar de vida y salir adelante con mis hijos sin tener que depender de nadie", comenta Laura, que a finales del pasado año 2021 pasó de ser ama de casa, con una corta etapa vinculada también al sector agrícola, a convertirse en una emprendedora en una zona rural.
Empoderamiento, valentía y visión emprendedora
El 18 de diciembre abrió un despacho de pan, que lleva su nombre y el de una de sus hijas, en el número 7 de la Calle Villaespesa del municipio laujareño, en el local donde anteriormente se ubicaba Doña Tecla, negocio de una modista que se ha mudado al bajo de su casa.
"Me han acogido muy bien en Laujar, no me han puesto ningún impedimento. Solo los bancos, lo normal, que les cuesta dar dinero", comenta en un tono gracioso esta luchadora que en pleno auge de la despoblación de los pueblos del interior, tomó la decisión de abrir su negocio en la capital de la Alpujarra almeriense, donde destaca que ha mejorado su calidad de vida.
"No quería verme otra vez trabajando en la agricultura, sin tiempo para ver a mis hijos o estar obligada a dejárselos a alguien, aquí me he hecho un horario con el que puedo pasar más tiempo con ellos, disfrutarlos", asegura la roquetera, un claro ejemplo de empoderamiento, de valentía y emprendimiento.
Productos diferentes
Laura, antes de mudarse, solamente conocía Laujar de Andarax de ir de visita algunos fines de semana, pero tuvo claro lo que tenía que ofrecer en su negocio a los habitantes de este municipio para diferenciarse de otras tiendas del pueblo: "Estoy metiendo productos nuevos, aceite de la zona, infusiones y mermeladas ecológicas hechas en la provincia y también conservas artesanales y encurtidos que nunca se habían visto aquí, como las aceitunas con melón y jamón o de dátil, boquerón y queso. Llaman la atención".
Cree que todavía es muy pronto para hacer cuentas de si el negocio le está siendo rentable, en términos económicos, ya que todo lo que está ganando en estos primeros meses lo ha invertido, pero tiene muy claro que a nivel personal "estoy muy contenta de estar aquí, ya tengo clientes fijos y se notan las visitas sobre todo el fin de semana".
Despacha pan y dulces de Alhama y Alcolea en una nueva tienda que cierra los lunes y los miércoles, mientras que el resto de días trabaja de 8:30 a 14:00 y de 16:30 a 20:00. Estos son los horarios de Laura Fernández para conciliar con Antonio, Laura y Rocío, hijos de esta nueva vecina emprendedora de Laujar de Andarax, cuyo ayuntamiento celebra por todo lo alto que la joven haya puesto en marcha su proyecto en este pueblo, que ve en el pequeño negocio de la roquetera un brote verde para frenar la temida despoblación.
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