El agujero de la capa de ozono se cierra gracias a la labor de dos investigadores almerienses loan

José Antonio Arcos
22:34 • 20 feb. 2012
Calcula el Premio Nobel mejicano Mario Molina que para el año 2040 el famoso agujero de la capa de ozono estará cerrado. “Detrás de este logro Almería ha jugado un papel muy importante”, explica a este periódico Javier Tello, catedrático de Producción Vegetal de la Universidad de Almería, que junto a su compañero Francisco Camacho y al desaparecido Eduardo Fernández lleva casi dos décadas viajando por el mundo, por encargo de Naciones Unidas, dando alternativas al uso de gases contaminantes, especialmente al bromuro de metilo.

Hace varios años la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) premió al modelo de agricultura intensiva almeriense por no usar en sus invernaderos bromuro de metilo para desinfectar el suelo. La agencia norteamericana previamente había enviado hasta Almería a un comité de científicos para comprobar que este gas, que oxida el ozono y por tanto destruye el efecto protector de su capa, estaba ausente del campo almeriense, a diferencia de lo que ocurría (y ocurre) en otras zonas agrícolas del mundo.

Tello y Camacho llevan desde finales de los años 90 hasta hoy día recorriendo el continente americano, y según los casos una pequeña parte de Asia y África, enseñando a esos otros agricultores a usar las técnicas de los productores almerienses, limpias y respetuosas con el medio.

Biodesinfección e injertos

Las alternativas al bromuro de metilo, extendidas y consolidadas en Almería, son la biodesinfección del suelo (se observa al final de cada campaña cuando los agricultores trituran sus matas y restos vegetales para convertirlos en abono natural para la tierra) y el uso de injertos en hortalizas, ya que el patrón del injerto es resistente a los patógenos del suelo. “Por ejemplo, la biodesinfección del suelo tiene un grado de eficacia del 100%”, según Tello.

Por encargo de la ONU, concretamente de la ONUDI (Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial), estos catedráticos almerienses están enseñando a utilizar estas técnicas sostenibles en México, Chile, Honduras, Guatemala, Uruguay, Argentina, China y Egipto.

“De este modo, al dejar de usar bromuro de metilo en estas zonas de producción, el agujero de ozono se va cerrando paulatinamente”, subraya Javier Tello.

Los antecedentes a esta iniciativa medioambiental están en el Protocolo de Montreal (Canadá) firmado a principios de los 90. “Allí se decidió que el bromuro tenía unos plazos para desaparecer en suelos agrícolas”, describe Francisco Camacho, “en países desarrollados, Europa y EEUU, está prohibido desde el 1 de enero de 2005, y en los países en vías de desarrollo lo estará a partir del 1 de enero de 2015”.

Ambos catedráticos insisten en que el campo almeriense siempre ha ido por delante en este aspecto, ya que se ha desarrollado ajeno al bromuro de metilo.

Próximo destino, México

Francisco Camacho, uno de los precursores del uso de injertos en el campo hortofrutícola, viajará el próximo día 13 hasta Sonora (México) para continuar con esta labor de divulgación hacia una agricultura más sostenible.

Como relata Camacho, “en esta zona se quiere trabajar con injertos en tomate, melón y sandía”.

Los injertos mantienen la misma calidad de producto; pueden llegar a producir hasta un 30% más, dependiendo de distintos factores; y dicha productividad compensa el hecho de que las plantas injertadas son más caras.






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