En una provincia marcada por graves y recientes episodios de violencia sobre menores de edad, la denuncia sobre la desaparición de un niño tiene efectos alarmantes en las fuerzas de seguridad. Un ejemplo paradigmático se produjo la noche del 9 de febrero en la Comarca de Níjar. La madre de un menor de 13 años comunicó el secuestro de su hijo a manos de un conocido y provocó una onda expansiva creció en redes sociales con un cartel de búsqueda.
“El niño de la foto de arriba ha sido secuestrado en San Isidro, Níjar. El de abajo es un secuestrador. Le está pidiendo a la madre dinero a cambio del niño. Por favor, compartid si alguien lo ve o llamad a la Policía”, rezaba el mensaje lanzado a través de las redes.
El caso escondía en realidad una denuncia falsa, una simulación de delito, un ajuste de cuentas. Sin embargo, en las primeras horas generó un dispositivo policial y judicial de búsqueda equiparable a otras investigaciones críticas.
La Policía Judicial de la Guardia Civil comenzó a rastrear los últimos pasos del menor y reforzó sus servicios con especialistas de la UCO (Unidad Central Operativa) llegados desde Madrid e implicados días antes en el caso de la joven Esther López.
La investigación se bautizó con el nombre de ‘Operación Nidrago’ y se coordinó con el Juzgado de Instrucción número Cinco de Almería, cuyo titular es el magistrado David Villagrá. Los agentes temían seriamente por la vida del niño y se jugaban un partida donde las primeras horas eran cruciales.
Los padres apuntaban a un varón, un conocido de la familia, que presuntamente se había llevado al chico y reclamaba un rescate de 20.000 euros. Este hombre sería la cabeza de un grupo de personas. La Benemérita siguió el rastro hacia la Región de Murcia, donde presuntamente estaba secuestrado el niño, y, al mismo tiempo, estableció seguimientos al entorno familiar.
Agentes inspeccionaron una clínica dental donde el menor fue visto por última vez. Llegó en un taxi, solo, se hizo el tratamiento y pagó en metálico a pesar de su corta edad. Luego se marchó y desapareció misteriosamente.
Condenada
Las pesquisas dieron resultado en la segunda vertiente, en la implicación familiar, aunque los investigadores estuvieron en vilo dos días hasta resolver el entuerto. La Guardia Civil cree que la denuncia era falsa y que, en realidad, escondía una supuesta venganza contra el secuestrador (falso) por un robo de droga. Las miradas se pusieron en la madre, promotora de la difusión en redes sociales.
Los progenitores fueron arrestados el viernes 11 de febrero acusados de simulación de delito y el menor apareció sano y salvo. Su descubrimiento es, en cierto modo, otro misterio, porque el chico fue hallado solo y sin daños en la barriada capitalina de El Zapillo.
Según fuentes judiciales consultadas por LA VOZ DE ALMERÍA, los padres pasaron a disposición judicial, aunque la responsabilidad recae ahora sobre la madre. La mujer ha aceptado una condena de cuatro meses de prisión y una multa por la comisión del delito de simulación.
La Fiscalía solicitó seis meses de cárcel, pero el reconocimiento de los hechos llevó a rebajar ligeramente la petición. Por su parte, el padre queda libre de cargos y tampoco se han presentado acciones por parte del falso secuestrador.
El menor quedó inicialmente a cargo de un centro de protección de la Consejería de Igualdad de la Junta de Andalucía, aunque ya habría sido puesto a disposición de su padre ante la ausencia de medidas en su contra. La rápida acción de las fuerzas de seguridad y la coordinación con la autoridad judicial resolvió el caso en pocas horas y apartó el fantasma que aparece en la provincia de Almería cuando desaparecen niños.
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