Allá por la década de los 50, la comarca del Valle del Almanzora sufría un gran aumento económico y un notable crecimiento demográfico, gracias al avance de la industria del mármol.
El crecimiento de
población fue justamente lo que llevó a don Jose María Marín el
cura de Olula del Río, allá por 1956, a contagiar a los feligreses
con su fe para construir un nuevo templo de culto religioso.
La Iglesia
Parroquial de San Sebastián era preciosa y estaba ubicada en el
centro histórico del pueblo, sin embargo en los días más
emblemáticos este espacio se quedaba pequeño para acoger a los
vecinos de la localidad.
Don Jose María fue
así el precursor, con su don de palabra y en alarde al gran cariño
que le tenían los vecinos, de la construcción de una nueva iglesia
en el municipio olulense.
La construcción de este nuevo
templo unió a todo el pueblo de Olula en una “gran aventura” o
así es como lo recuerda Ginés Rodríguez Garre (Olula del Río,
1949), probablemente el único superviviente que participó en la
construcción de esta nueva iglesia para su municipio.
Ginés
que solo tenía 12 años por entonces, en mayo de 1961, recuerda el
gran revuelo que se formó en el pueblo entonces. “Todos aportaban
algo, cada uno en la medida de sus posibilidades, las empresas ponían
camiones y materiales a disposición y otros echaban uno o dos
jornales gratis”, rememora el olulense.
Pero no todos los
participantes de la construcción lo hicieron de forma altruista.
“Habían 15 o 20 asalariados”. Uno de ellos, recuerda Ginés, era
su padre. Sin embargo, el padre de este calló enfermo poco después
del comienzo de la construcción del templo y se vio obligado a
marcharse hasta Granada. Y así fue como Ginés se quedó en su
puesto como peón de obra. “Yo estaba aun en el colegio, era más
pequeño que la pala de la bellota”, bromea el protagonista.
La iglesia tardó
siete años en construirse. Ginés, que entró a trabajar con solo 12
años, salió con 19 años de edad que aunque en aquel momento
todavía no era considerado mayor de edad. Se puede decir que entró
“siendo un niño y salió hecho todo un hombre”. La iglesia se
inauguró en mayo de 1968, pero no se abrió al público hasta
terminar los últimos detalles, que quedaron dispuestos el día 14 de
agosto de 1968.
“Entonces no había
los medios que hay ahora, no teníamos a penas maquinaria ni
recursos, y como yo era el más crío de ahí era el pinche de todo”,
recuerda el olulense. La nueva construcción contaba con una nave de
las más grandes de España sin pilares en el centro, y esa
estructura necesitaba grande cerchas metálicas para sostener el
techo, que según recuerda el olulense “tuvimos que construir ahí
dentro, la ferralla y todo se hacía ahí mismo”. Ginés que era
el más joven de los asalariados “era el pinche de todo” como
dicen “salí aprendiz de todo y maestro de nada” bromea.
Hoy, Ginés
Rodríguez confiesa sentirse “muy orgulloso de haber podido
colaborar en la construcción de la iglesia de mi pueblo, sigo
viviendo aquí en el pueblo y veo la Iglesia casi a diario y me
acuerdo de cada anécdota de cuando la construíamos”.
Hace poco se
cumplieron 50 años desde que se construyó este nuevo espacio para
el culto religioso en Olula del Río. Una “aventura” promovida
por el cura del pueblo y apoyada por todos los vecinos que dieron una
gran lección de colaboración y esfuerzo que hoy se puede ver
reflejada en esta Iglesia de la Asunción.
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