El vandalismo le cuesta 252.000 euros al Ayuntamiento durante el año 2011

Al Ayuntamiento de Almería le cuesta más del doble el reponer el mobiliario urbano que ‘desaparece’ a causa de los actos vandálicos a lo largo de todo el año, que lo que gasta en el Plan de Playas que mantiene el litoral a punto durante casi cuatro meses.

Así de impactante son las cifras de este auténtico ‘agujero’ de las arcas municipales que a lo largo del año 2011 supusieron un gasto de 252.000 euros.

Haciendo un repaso por todo el material que se ha tenido que reponer por este vandalismo, sin duda el elemento preferido para ser víctima son los contenedores. Calculan en el área de Fomento y Servicios Urbanos que en total se quemaron a lo largo del pasado año 144 contenedores, lo que supone una media de quemar un contenedor cada dos días y medio. Así la cuenta de gastos con este elemento del mobiliario arroja una inversión de 144.000 euros, a razón de 1.000 euros por cada uno de ellos.

Otro de los elementos que también suele ser objeto de los vándalos son las papeleras. En todo el año 2011 se quemaron un total de 32, como cada una de ellas le cuesta al Ayuntamiento 250 euros, la cifra de gastos asciende a 8.000 euros.

Los juegos infantiles que se encuentran repartidos por toda la ciudad también son uno de los puntos importantes de este ‘agujero’ en las arcas municipales. De hecho, tras los contenedores su reposición es lo que más cuesta a la ciudad, con un gasto de alrededor de 90.000 euros a lo largo del pasado año.

Las fuentes también sufren destrozos varios gracias a los vándalos en la capital almeriense. De hecho, el robo de piezas y destrozos en las fuentes ornamentales le han costado en 2011 al Ayuntamiento de la ciudad un desembolso de 10.000 euros.

Lo cierto es que el vandalismo es sin duda uno de los ‘puntos negros’ que queda pendiente de mejorar en la ciudad, de hecho para ello se inició el trabajo y redacción de la ordenanza cívica que actualmente se encuentra parada por parte del área de Alcaldía, Seguridad y Movilidad, y que contenía un capítulo precisamente para perseguir y sancionar el vandalismo.