Junto al Arco Romano, hay una pequeña ermita enclavada en un lugar donde es actualmente el monumento más visitado diariamente de Adra. Es lugar de culto y rezo. Es guardiana de almas.
Las promesas realizadas a las ánimas son conocidas como “mandas”. Mediante ellas, los devotos piden favores a cambio de ofrendas. Las más comunes son llevar aceite de oliva para poder mantener vivas las velas llamadas “mariposas”, ubicadas dentro de la pequeña ermita. Estas, según la tradición, es su verdadera luz y sirven para alumbrar las almas que viven en el Purgatorio. Y sólo se les pide rezar.
Desgraciadamente, en estos tiempos, existen amigos y amigas de lo ajeno. No es la primera vez que han desvalijado botellas, garrafas, macetas, ramos de flores, cerillas o hasta ornamentaciones por ofrenda y sustracciones de las propias mariposas que dejan los devotos. La puerta de la pequeña Ermita se encuentra en desuso y no estaría mal un cambio.
También, existe un enfado generalizado por las cientos de velas que llegan a congregarse de una sola vez produciendo que se desborde el caldo y se produzcan caídas fortuitas, cosa que había que evitar entre todos, así, como el fuego que en más de una ocasión producen las velas al pegarlas unas con otras sin miramiento alguno.
El Ayuntamiento de Adra tiene entre sus obras y acondicionamientos actualmente, este emblemático lugar de culto y que entró en la agenda de Lugares con Encanto.
Muchos visitantes del "Templo", sobre todo personas mayores, no verían mal disponer de algún banco para su descanso después del rezo y caminata en este lugar de silencio y tranquilidad.
Los comienzos
La primera de ellas, Ana Espinosa García, fue la decana y artífice en levantar las Ánimas. Había costumbre por entonces de velar toda la noche la ermita.
La segunda, Trinidad Sánchez Rodríguez, siguió la tradición durante más de 60 años, iluminando tres veces al día, la luz de los seres queridos que nos dejaron. Hoy en día, su hija, también llamada Trinidad, es la artífice de que esa llama no se apague, haga frío, calor, lluvia, truenos o rayos. Es contrato eterno, no existen nóminas, solo la firma de la Fe. Las ánimas no pueden quedarse sin luz. Debemos rendirnos ante un fenómeno que no entiende de países o religiones.
La historia de la actual Ermita de Las Ánimas (antiguamente denominada Monte de Las Ánimas), radican una vez finalizada la Guerra Civil, dónde éstas, habían desaparecido por los bombardeos y por "manda" (voto de Fé) de Ana Espinosa, fue construida y levantada, una vez que imploró al cielo y pidió que si sus hermanos volvían de la contienda sanos y salvos, la levantaría allí de nuevo. Y así, hasta nuestros días.
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