Los pueblos de Almería con una Semana Santa especial que no debes perderte

La belleza y peculiaridad de la Semana de Pasión en algunos municipios es digna de ser vivida

Imagen de La borriquita en Huércal-Overa, que ha sido usada en el cartel de la Semana Santa 2022. (FOTO: Ginés M. Martínez Aragón)
Imagen de La borriquita en Huércal-Overa, que ha sido usada en el cartel de la Semana Santa 2022. (FOTO: Ginés M. Martínez Aragón)
Francisco G. Luque
19:45 • 28 mar. 2022 / actualizado a las 13:38 • 05 abr. 2022

Quedan pocos días para el comienzo de la Semana Santa y toda la provincia de Almería se prepara, de una forma o de otra, para vivirla con más devoción que nunca. Y es que, después de dos años de parón por la pandemia de COVID-19, las imágenes vuelven a salir en procesión con normalidad por las calles almerienses, que estarán llenas de ciudadanos ansiosos por celebrar una de las tradiciones con más arraigo en toda España. Llega una semana de reencuentros, de gran valor religioso, artístico y antropológico en la que las miradas no solamente se centrarán en la capital almeriense, también en numerosos pueblos que viven y representan la Pasión de Cristo de una forma muy especial que merece la pena disfrutar



Bajo un mismo sentir general, cada municipio ha ido moldeando a su manera la manifestación religiosa, siempre de una forma respetuosa y acorde a su propia historia como municipio, haciéndola incluso de una belleza y peculiaridad tan destacable que varias se han ganado la catalogación de ser Fiesta de Interés Turístico en Andalucía, destacando los casos de Cuevas del Almanzora, Huércal-Overa y Vélez Rubio, que cuentan con una Semana Santa de gran peso que reciben cada año la visita de cientos de foráneos enamorados de sus procesiones. En la comarca del Almanzora brilla con luz propia la de Albox, en el Poniente la de Berja, que es de las más importantes de una provincia de Almería que sacará a relucir en breve el encanto y el estilo propio de su Semana Santa en diferentes rincones de la geografía almeriense.  



Cabe recordar que Almería, considerada como el último reducto musulmán, tiene una representación de esta celebración religiosa muy peculiar, que históricamente quedó marcada por este hecho y su ubicación geográfica. Esta realidad ha diferenciado la Semana Santa de Almería de la del resto de Andalucía y esto puede observarse en las imágenes, la música y los desfiles procesionales.






La imponente imaginería de Berja



La Semana Santa de Berja es sin duda alguna una de las más importantes de la provincia. Cuenta con un total de ocho cofradías, lo que la convierte en la segunda localidad almeriense que más corporaciones tiene, solo superada por la propia capital. Este dato deja claro el fervor, sin igual, con el que los virgitanos viven la Pasión de Cristo. Con una gran huella histórica que mezcla la religiosidad autóctona, marcada por el culto a María, Nuestra Señora de Gádor, y el martirio vivido de manos de los moriscos.



En este pueblo del Poniente almeriense se apostó por confiar sus imágenes a los más grandes escultores, centrando su atención en Eduardo Espinosa Cuadros, prestigioso escultor granadino que destacaba por el amor que desprendían sus tallas, consideradas en la actualidad auténticas obras de arte. Berja tiene una especial devoción por el Jesús Nazareno, imagen que data del 1939 y concentra de una forma sobrecogedora el sufrimiento humano. Algunos escritos lo describen como de belleza clásica, elegante y manteniendo la compostura, transmitiendo su doloroso drama con una belleza trascendental. Su orfebrería es rica y minuciosa, con bordados originales en su túnica, en oro, que enamoran cada año a autóctonos y visitantes.



Otra gran particularidad de la Semana Santa de Berja reside en la forma en la que se organiza, encargándose de ello cada año una cofradía distinta. Es una de las de mayor tradición de toda la provincia de Almería cuyos orígenes se remontan al siglo XVI.




Cuevas del Almanzora y sus pasos vivientes

Los desfiles procesionales de Cuevas del Almanzora están llenos de historia y tradiciones, lo que convierte la Semana Santa de este municipio del Levante almeriense en una de las más atractivas de toda Almería. Tanto que fue declarada de Interés Turístico de Andalucía en el año 2003. Sus raíces se remontan al siglo XVI con las hermandades asistenciales que sufrieron una evolución a lo largo de las décadas para convertirse en el concepto que hoy es socialmente comprendido.


La de este municipio, que ejerce prácticamente de frontera entre Andalucía y el levante español, no es una Semana Santa andaluza al uso. Su idiosincrasia ha provocado que muchas cofradías saquen a la calle tres o, incluso, cuatro pasos procesionales y no solamente del Nuevo Testamento. También procesionan pasos del Antiguo Testamento a través de los llamativos pasos vivientes. Llama la atención, entre otros, el Domingo de Ramos, con una Borriquita sin trono, ya que se utiliza un burro de verdad para una escenificación de la entrada a Belén en la que los niños van delante y tienen mucho protagonismo. Y sin olvidar la Judea, que representa, también con los propios vecinos, el camino de Jesús al monte Calvario.




Las 'corrías' de San Juan de Turre

Ya es sabido que en la comarca del Levante almeriense la Semana Santa tiene un gran impacto social, cultural y turístico, debido a su historia y belleza. Pero sobre todo a sus peculiaridades y rarezas. En Turre merece una especial mención el Encuentro de Cristo resucitado con su Madre una representación en la que San Juan busca a su maestro dirigiéndose a la carrera hacia el sepulcro que encuentra vacío y vuelve, también a la carrera, hacia donde se encuentra la Virgen para contárselo. Desde allí, San Juan se dirige donde se encuentra el Cristo resucitado y vuelve para contárselo a la Virgen. El trayecto se repite dos veces, hasta que la Virgen accede a ir al encuentro, muy emocionante, con su hijo. Turreras y turreros lo celebran soltando palomas blancas y moviendo las imágenes a modo de baile.




La fortaleza de las mujeres costaleras de Albox

Cada Semana Santa, tras la recogida de estandartes y banderas, el arte cofrade embriaga cada rincón del municipio de Albox, con la ayuda del inconfundible olor de las flores frescas de los pasos, el incienso y el excelente acompañamiento musical.  La grandeza de las representaciones religiosas en este pueblo del Valle del Almanzora se puede ver claramente el Jueves Santo en el baile del Cristo de las Tres Caídas. Esta escena está protagonizada por el talento y fortaleza de las mujeres costaleras que lo portan.




Huércal-Overa: el sentimiento en todo su esplendor

La intensidad con que se vive la Semana Santa en el Levante se hace mucho más latente en Huércal-Overa por la característica propia de los actos previos a las procesiones: misas, besapiés y las presentaciones de las más de una veintena de bandas de música participantes, avisan que cada vez está más cerca el inicio de uno de los espectáculos con mayor patrimonio artístico-religioso de la provincia. 


Los huercalenses cuentan con antiquísimas tallas de grandes maestros imagineros como Salzillo, Bellver, Castillo Lactrucci, Prados López, Alanguas Puchet, Sánchez Lozano y Bonillo Luque, entre otros. Las tallas son majestuosas en esta Semana Santa que data del siglo XIX. La Borriquita, Los Moraos, Los Blancos y Los Negros son las cofradías y hermandades que hacen posible que el esplendor divino de los templos inunde las calles de un pueblo que se viste de solemnidad para la ocasión, para una Semana Santa catalogada también de Interés Turístico.


Cabe destacar el Domingo de Resurrección, por ser un día de convivencia en el que los vecinos salen al campo a pasar la jornada y degustar las comidas típicas y dulces de estos días donde no faltan los hornazos.




El Cristo de la Caja de Vélez Rubio

La Semana Santa de Vélez Rubio es otra de las más singulares, arraigadas y genuinas de toda la provincia de Almería, como bien demuestra su declaración como de Interés Turístico al igual que las de Cuevas del Almanzora y Huércal-Overa. Tras dos años sin poder realizar la estación de penitencia por las calles de la localidad, el sentimiento cofrade de los vecinos empieza a aflorar con la ilusión de volver a llenar de fe y exaltación religiosa las calles de un municipio velezano que desempolva sus túnicas y mantillas.  Hay muchas ganas de reencontrarse con la Semana Santa, la de siempre, en este precioso rincón del norte de Almería.


Cuatro cofradías contribuyen con su esfuerzo y sacrificio a que la Semana Santa de Vélez Rubio esté entre las más bonitas: Esclavos, Cafés, Porcelanos y Señor de la Caja. Merece una mención especial, por otro lado, la Iglesia de la Encarnación, una de las joyas artísticas, culturales y turísticas de la comarca de Los Vélez, con más de 250 años de historia.


La localidad velezana volverá a ver llenas sus cuidadas calles, tanto de vecinos como de visitantes que quieren disfrutar de las procesiones de la hermandad de Jesús Nazareno, la más antigua de la localidad (se remonta al siglo XVI), la de Nuestra Señora de los Dolores (XIX), la hermandad del Santísimo Cristo del Perdón y los Afligidos (XX) y, más reciente, la hermandad de la Vera Cruz y Sangre de Cristo.


La Semana Santa de Vélez Rubio tiene identidad propia al contar, por su situación geográfica, con algunos detalles levantinos como el escenificar pasos vivientes. Se aprecia una gran variedad escultórica, un patrimonio con diferentes autorías, con sello madrileño, valenciano, granadino o jiennense, pero sobre todo murciano. Estas imágenes transitan con las cofradías por un bellísimo Casco Histórico, declarado Bien de Interés Cultural, siendo  la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación el lugar del que parten un gran porcentaje de los pasos procesionales. 


Destaca la conmovedora procesión del Santo Entierro, que va en silencio y a oscuras por las calles del pueblo. Tras el Cristo de la Caja, la Soledad lleva sus siete puñales en el pecho y su rostro muestra el gesto desgarrador por la muerte de un hijo. Una estampa que contrasta con los mantos de los vivos lirios bajo el Perdón. A modo de curiosidad, en la jornada del Domingo de Resurrección, la localidad celebra el tradicional entierro de la sardina. A pesar de estar relacionado con el carnaval, la tradición velezana marca la celebración de esta tradición como señal de finalización de la vigilia de la Cuaresma en la que los cristianos no pueden comer carne.




La esperada Pasión Viviente de Gádor

Aunque de una forma más sencilla que en las localidades anteriormente citadas, el fervor con el que se vive la Semana Santa en Gádor la convierte en otra de las grandes y destacadas de la provincia. Dentro de su cuidada programación, cabe resaltar la Pasión viviente. Espectacular puesta en escena, con un mimado guion para mantener una tradición que se remonta al siglo XIX y convierte a la localidad gadorense en una referencia en estas fechas de devoción absoluta.


Con el paso de los años, esta representación de carne y hueso atrae cada vez a más curiosos y en este 2022, después de dos años de parón por la pandemia de coronavirus, su retorno genera aún más ganas de conocer la Semana Santa de este pueblo del Bajo Andarax. Al espectador le espera un espectáculo que le transportará a tiempos pasados, gracias a la puesta en escena de más de un centenar de figurantes que mostrarán las últimas horas de Jesús, en cinco escenas y otros tantos escenarios distintos.


Otras peculiaridades en la provincia

En cada pueblo almeriense existe un detalle, por mínimo que sea, que caracteriza su Semana Santa. Las tradiciones y formas de representar e interpretar la Pasión de Cristo pueden variar dependiendo de en qué comarca estemos disfrutando de las procesiones. A las anteriormente descritas, que son las más destacadas en el territorio de Almería, pueden unirse semanas de Pasión o momentos puntuales de la programación de las mismas de lugares como la Alpujarra, Bajo Andarax o la Sierra de Cabrera.


En Almócita, la implicación de sus vecinos en el Lavatorio de Pies el Jueves Santo, haciendo de los Apóstoles y construyendo los decorados de forma artesanal, convierten este pequeño reducto alpujarreño de sostenibilidad en un buen lugar para disfrutar de una Semana Santa tranquila, cercana y familiar. En la misma comarca, pero en las alturas, llama la atención la tradición de los Pedropalos de Bayárcal. Se trata de unos muñecos de paja que representan a Judas y son quemados en eras cercanas tras ser arrastrados por el pueblo. Al histórico traidor de Jesús también tienen en cuenta en Abrucena, como legado de un viejo ritual pagano que ha vuelto a tomar fuerza en los últimos años. También acaba en llamas.


En la noche del Sábado de Gloria, junto al cauce del Andarax, los jóvenes de Pechina ponen flores en las ventanas o puertas de sus pretendidas. Es típica también esta práctica en Tabernas y Turrillas, en Los Filabres. En Carboneras acercan los pasos hasta la costa para celebrar la unión del pueblo con el mar, muy ligado a la vida de este municipio, mientras que en la localidad nijareña de San Isidro, tras celebrar la Resurrección de Jesús, los fieles hacen la liturgia del Agua para renovar su Bautismo.



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