Crítica literaria de ‘Un piano en Cuba’, de Remedios Martínez Anaya

“Sus personajes aparecen llenos de vida, de anhelos y de esperanzas”

Portada del último libro de Remedios Martínez Anaya.
Portada del último libro de Remedios Martínez Anaya. La Voz
Juan Parra Fortes
07:00 • 04 jun. 2022

Aunque ya tiene unos meses de vida, en estos días se presenta la novela Un piano en Cuba (editorial Arráez), última obra de Remedios Martínez Anaya, la escritora almeriense afincada en Cuevas del Almanzora. Una novela ambientada en nuestra Guerra de Cuba y cuyos personajes transitan, con todas sus vivencias, entre los pueblos del Valle del Almanzora y la entonces colonia española

Mi intención, en este escrito, es expresar mis “sugerencias de lectura” sobre el universo literario creado por Remedios en toda su obra y dejar para el lector el aprecio de este universo en su última novela.

Lo primero que se aprecia en sus escritos es el uso de la literatura como un compromiso, su denuncia incansable de las injusticias del mundo en el que viven sus personajes, o sea, nuestro mundo. Una injusticia manifestada en violencia, miseria, desigualdad y esclavitud en sus múltiples formas. Y como excelente maestra que ha sido no deja pasar ocasión para inculcarnos que la mejor arma para conseguir la auténtica libertad no es otra que la cultura

Las costumbres sociales pueden convertirse en un denso velo que nos oculten la existencia de una vida esclavizada de mil formas diferentes. Nuestra autora nos compromete a quitarnos ese velo para enfrentarnos, con un compromiso ético ineludible, a esa realidad esclavizante. Y quien más ha sufrido esa realidad aniquiladora ha sido la mujer, no se cansa de repetirlo Remedios, con el fin de despertar conciencias apuntando siempre a un horizonte de igualdad y libertad plenas

Por ello, sus personajes aparecen llenos de vida, de anhelos y de esperanzas, aunque tengan que enfrentarse a sufrimientos y miserias, o precisamente por ello. Remedios los lleva a vivir siempre al límite: cuando aman lo hacen con pasión entregada, absolutamente, pero cuando la desesperanza y el dolor se apoderan de sus almas también son capaces de tomar decisiones trágicas.

Uno de los temas que nuestra autora maneja de forma magistral es el paso del tiempo en la vida de sus personajes, o sea, en nuestras vidas, expresado a través de acontecimientos cotidianos como una boda, un nacimiento, una amistad, un amor, la muerte, y los recuerdos, estos con una poderosa presencia en sus escritos. Así, Remedios nos presenta la vida como una representación en el escenario del tiempo que se vive, un tiempo que no es el mítico ni el de la física teórica, sino el tiempo humano, humanizado, el que realmente tenemos al alcance de la mano, el único que tenemos. Por esto mismo, sus personajes toman siempre sus decisiones y actúan desde la realidad más cruda con una racionalidad siempre apasionada y enraizada en cada momento y en cada lugar y nunca desde situaciones imaginarias, ideales o utópicas. Y ese escenario que es el tiempo de la vida se convierte en el campo de batalla en el que se enfrentan el amor y el odio, la esperanza y la desesperanza el recuerdo y el olvido, la soledad, los sueños, la inocencia y la violencia

Como decía, sus personajes están llenos de vida y de todos los sentimientos que la hacen habitable entre los que Remedios siempre destaca el amor. Y llenos de vida, aparecen siempre proyectados al futuro de forma que el esqueleto que sustenta todo su universo literario es, en mi opinión, la esperanza, la misma esperanza que invadió el alma de Andrea, en Nada, cuando una madrugada de nuestra negra posguerra subía sola con su maleta las escaleras de la casa de la calle Aribau en Barcelona para empezar una nueva vida.

Gracias, Remedios, por darle otro tirón a nuestro velo con Un piano en Cuba. No será el último.










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