Con la llegada del verano, las redes sociales se inundan de imágenes de los preciosos lugares del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, sitios envidiables en los que cualquiera viviría si la rutina laboral, y sobre todo la economía, lo permitiese. Las Negras, San José, La Isleta del Moro o Rodalquilar son ubicaciones que, en principio, deberían ser perfectas para desconectar, sobre todo en esta época estival que es idónea para visitar los diferentes rincones de un paraíso almeriense que, sin embargo, para otras personas parece estar convirtiéndose en un infierno, como les ocurre a numerosos vecinos de Agua Amarga.
Desde hace ya algún tiempo, residentes de este pequeño núcleo de población que pertenece al municipio de Níjar, están elevando sus quejas ante la administración local debido a la "masificación y saturación" de enclaves del pueblo como la plaza de Agua Amarga, donde mesas y sillas de los distintos negocios de restauración ocupan prácticamente cada metro, denunciando esta situación públicamente ante lo que consideran una "proliferación de bares y restaurantes sin ningún tipo de control".
"Los establecimientos, a pesar de su obligatoriedad, no disponen de planos de ubicación de sillas y mesas en el exterior, por lo que campan a su libre albedrío, ocupando calzadas, plazas y mobiliario urbano, con todo el peligro que esto conlleva", afirma Melquiades, uno de los vecinos que vive en una calle aledaña a la plaza anteriormente citada y que estuvo presente el pasado 1 de junio en una reunión de la asociación vecinal con Esperanza Pérez Felices, alcaldesa de Níjar. Según comenta, "el consistorio prometió presentar un borrador a la asociación para llegar a un consenso con los empresarios de la hostelería". Ha pasado más de un mes y al parecer esta problemática sigue sin solucionarse.
Un nuevo restaurante abre sus puertas
Por si el número de negocios de restauración ya era demasiado para estos vecinos, la próxima semana verán como abre sus puertas otro restaurante cerca de la plaza que está rodeada por las calles Miramar, Ferrocarril Minero, Mare Nostrum y Aguada, vía en la que está prevista dicha apertura. La oposición de los residentes de esta calle a la llegada de un nuevo local de restauración es total, sobre todo porque, según afirma Melquiades, "el local no reúne las condiciones estipuladas por la normativa y por ley". Por ello los residentes de la zona denunciaron y presentaron alegaciones ante las autoridades competentes, llegando a ser incluso precintadas las obras durante diez días.
"No estamos en contra de los negocios o de que la gente se gane la vida, pero tiene que haber más control, cumplir las normas. La gente tiene que vivir, pero no a costa del bienestar de los demás. Esto no puede ser el 'far west', porque así se hace daño al Parque Natural", recalca Melquiades, que detalla además que la alta concentración de bares en esta zona provoca "muchos ruidos" e incluso problemas en la circulación de vehículos, al ocupar sillas, mesas y los propios clientes de los bares la vía, algo que considera "muy peligroso".
Actividad turística "insostenible"
Las quejas de los vecinos no solamente se limitan al tema del "descontrol" de los negocios de restauración. Cada fin de semana, sobre todo en estas fechas veraniegas, Agua Amarga recibe a cientos de visitantes cada día, al igual que muchos vehículos que transportan embarcaciones y que, según comentan, "invaden la playa hasta el agua sin ningún tipo de control". Esta es otra de las razones por las que estos vecinos se sienten "desamparados" y viendo como su refugio de paz y tranquilidad, en un entorno natural único, acoge una actividad turística que catalogan como "insostenible".
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