La Mesa del Agua alerta: Almería lo pasará mal este otoño

Almería cerró el último año hidrológico, que concluyó el pasado 30 de septiembre, siendo una de las provincias españolas con un mayor nivel de precipitaciones con respecto a sus medias históricas. La abundancia de precipitaciones convertía en histórico el mapa de lluvias, reuniendo la provincia las mayores cuotas de todo el país.

Una situación que ha permitido vivir con calma la escasez de lluvias que ha acompañado a los meses del verano, pero que con la llegada del otoño ha devuelto el ya clásico escenario de escasez que acompaña a los almerienses a partir de septiembre.

La Mesa del Agua de Almería ya ha dado la primera voz de alarma al asegurar que varias zonas de la provincia afrontan el nuevo año hidrológico, el que se abrió este pasado 1 de octubre, desde una situación de “grave riesgo” para los productores y sus cultivos.

Almanzora
Sin duda la zona con un mayor déficit de recursos es la del Almanzora y el levante provincial, no tanto por la escasez de lluvias, que en el ejercicio anterior trajeron mucha más agua que en periodos anteriores, como por la supresión de dos de sus ‘grifos’, las aguas trasvasadas desde el pantano del Negratín o del canal del Tajo.

El portavoz de la Mesa del Agua, José Antonio Fernández, sostiene que al no llegar agua de ninguno de los dos trasvases, la situación en este área alcanza un nivel máximo de incertidumbre. Los ríos y pantanos desde los que debería llegar ese agua están muy por debajo de los niveles que, según la normativa actual, permiten realizar la transferencia de recursos y, por ello, los únicos volúmenes autorizados son los que deben destinarse, obligatoriamente, al abastecimiento humano.

Infraestructuras
Esa situación y otras, como la que se vive en la comarca de Níjar, han llevado a la Mesa, integrada por quince organizaciones de regantes, agricultores, empresarios o ingenieros, tanto agrónomos como técnicos agrícolas, a retomar el camino de las reivindicaciones; quieren celeridad en los proyectos para construir infraestructuras que mejoren la capacidad de almacenamiento o distribución del agua, quieren que se amplíe la capacidad productiva de las plantas desaladoras y quieren un aprovechamiento integral de cualquier fuente de agua que pueda conseguirse.

Pero por encima de todo quieren fórmulas que sirvan para reducir el precio del metro cúbico de agua porque, según recuerdan, el agricultor almeriense paga actualmente el agua más cara de todo el país, con una media superior a los 40 céntimos de euro el metro cúbico, cuando en la mayor parte del país ese precio no pasa de los 0,2 céntimos

Precio ‘justo’
Para más ‘inri’ el coste energético ha venido a agudizar un poco más ese agravio comparativo en torno a los precios del agua para riego. En Almería buena parte del agua que se utiliza en el campo debe ser extraída de pozos a gran profundidad y para ello se utilizan potentes bombas de impulsión. Ese agua se distribuye además a través de redes con presión suficiente para llegar a las puertas de invernaderos situados en diversas cotas de altura.

Y por si todo ello fuera poco, está creciendo la aportación del agua desalada, generada con la aportación de electricidad, que debe más de la mitad de su coste actual precisamente a los precios de la factura energética.

Ese encarecimiento, casi ‘insoportable’, según a Mesa, les lleva a reclamar de nuevo, ahora con más argumentos, tanto la utilización de energías renovables en las desaladoras como el establecimiento de un precio máximo de 30 céntimos por metro cúbico de agua desalada. Advierten que, de no llegar soluciones “se pondrá en peligro la continuidad del regadío y con ello de toda la economía almeriense”.