Si uno piensa en Garrucha hay algunas imágenes que nos vienen a la cabeza sin a penas poder evitarlo. El municipio alberga algunos iconos innegables a su territorio, como podrían ser: la gamba roja, el Castillo de las Escobetas o la también famosa plaza del Ancla. Pero hay una efigie concreta que se encarga de coronar al territorio municipal, hablamos de la Chimenea de la fundición de San Jacinto, ubicada en lo más alto de Garrucha y con más de 70 pies de altura. Conocida popularmente como, “El Calvario”, es de los iconos de Garrucha que recuerda aquellos años de auge y esplendor económico del municipio a través de la minería y que ha sido durante tantos años una referencia visual para los pescadores de la localidad.
En Garrucha
existieron hasta tres fundiciones: Martinete o Ferreira, La Española
y la de San Ramón. Esta última concretamente, forma parte del
conjunto patrimonial de industrias de transformación de mineral de
plomo situadas en las estribaciones de la Sierra Almagrera, y
justamente para que este trozo del patrimonio y la historia
garruchera no se pierda en la memoria de los vecinos, desde el
Ayuntamiento han llevado a cabo un proyecto para poner en valor la
Chimenea de El Calvario y sus inmediaciones.
Las obras ya
licitadas están previstas que comiencen la semana que viene, con una
inversión de más de 127.000 euros. El proyecto está subvencionado
por la Dirección General de Pesca y Acuicultura de la consejería
de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible. Las
mejoras que se llevarán a cabo en este futuro monumento garruchero
consistirán en abrir un nuevo acceso a la chimenea, en contraposición con el anterior que pasaba por una zona privada, además del acondicionamiento de los
terrenos, añadiendo pavimentación y realizando una reconducción de
aguas pluviales. Además se construirán estructuras de muros de
hormigón para la contención de tierras y se realizará una nueva
canalización eléctrica y se dotará de jardinería con sistema de
riego.
Todo un despliegue
de medios para poner en valor uno de los pedazos de historia de
Garrucha que data de 1841 y nos habla de un pasado no tan lejano que
significó un momento de prosperidad económica inigualable para el municipio. Entonces fue
la primera fundición establecida en Garrucha, construida por los
propietarios de la mina Observación, del Barranco Jaroso.
Posiblemente llevase el nombre de ‘Chimenea de San Ramón', por uno
de los propietarios: Ramón Orozco Gerez insigne personaje liberal de
la comarca del siglo XIX.
La misión de estas fundiciones
era la de separar el metal de plata de el de plomo que luego eran
vendidos por separado. En 1848, tras diversas vicisitudes y cambios
de propiedad, dejó de fundir minerales de Sierra Almagrera,
para dedicarse algunos años más tarde al beneficio mediante un alto
horno, el primero instalado en Almería, de los minerales de hierro
procedentes de Bédar y la Sierra Cabrera, resultando esta iniciativa
un completo fracaso, clausurándose por ello todas sus instalaciones
en 1864. En la actualidad únicamente se conserva su gran chimenea y
algún pequeño tramo de la galería de humos y por fin podrá ser un
lugar de peregrinaje y visita turística con toda la belleza y
relevancia que merece.
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