El debate sobre el precio de la luz y el ahorro eléctrico se cuela en el camposanto de Topares de la mano de su párroco, Miguel Joaquín Martín Romero que en el día de Todos los Santos, aprovechando que los vecinos estaban reunidos en el cementerio de la barriada para escuchar la misa en la necrópolis, a petición de los vecinos según las autoridades municipales, realizó todo un monólogo a modo de “regañina” a los presentes por lo que este párroco consideraba una factura de la luz muy elevada.
Los allí presentes no daban crédito al comienzo de la eucaristía por el día en honor a los difuntos, a lo que Martín Romero contestaba manándoles a callar y entonando un “estoy hablando yo”. La situación era tan impresionante que los allí reunidos cogieron su móvil y comenzaron a grabar el suceso, unas imágenes que ya se han viralizado.
El párroco se
quejaba concretamente, de una factura de la luz de 34 euros del
cementerio de esta pedanía de Vélez-Blanco, que según detallaba
era mucho mayor que la de otros pueblos vecinos. ¿Se
imaginan dar misa a la luz de las velas?, uno de los vecinos
presentes tras escuchar atentamente las quejas le respondía, “¿usted
cree que es normal que las personas entren en la iglesia de Topares
el fin de semana y no haya luz?”, asegurando que en alguna ocasión
las fieles habían dejado de acudir a la iglesia debido a que se
encontraba a oscuras.
El vecino apostillaba incluso que
las facturas se abonaban en una cuenta común donde todos los vecinos
aportaban dinero para realizar los pagos y que según detalló
quedaron bloqueados a su acceso hace algún tiempo. “Así que usted no levante tanto la voz que si
alguien está pagando las facturas es el pueblo” aseguró. Mientras los
presentes totalmente “atónitos” entonaban, “Pero vamos a ver,
estamos en misa, ¡qué barbaridad!, ¿venir al cementerio a esto?,
¡Dónde se ha visto dios mío!”.
Miguel Joaquín
Martín continuó tras el “rapapolvo” a pronunciar la esperada
misa por los vecinos de la pedanía de Topares entre los que se
podían escuchar quejas o reproches como “sí ahora va a dar la
misa”. Un hecho que no ha dejado indiferente a nadie y que ha
corrido como la pólvora por redes sociales y medios de comunicación.
Una guerra que viene de lejos
La guerra abierta entre los vecinos de Topares y los miembros de la iglesia viene desde hace ya algún tiempo, y han llegado a comunicar la situación al propio Papa Francisco, para que intervenga en esta disputa. La Hermandad de de las Ánimas acusa al Obispado de haberse inmatriculado propiedades construidas por los habitantes de la localidad, mientras la Iglesia sostiene que son suyas.
Desde el Obispado aseguran que esta Hermandad, “No tiene entidad jurídica reconocida ni en este Obispado ni fuera de él; no tiene un hermano mayor elegido por los hermanos y nombrado por el Obispo (...); no hay libros de cuentas”, explica el actual vicario, Ignacio López. En resumen, “nos encontramos con una hermandad que no posee ninguna existencia jurídica, la cual está alquilando salones que no son de su propiedad y está percibiendo un dinero por ello”.
Ante esta situación, en julio se envió un burofax desde el Obispado para regularizar la situación: darle a la Hermandad de Ánimas entidad jurídica a través de la figura de la mayordomía (para que el trámite sea rápido) y aclarar la gestión económica. Sin respuesta, el Obispado denunció a Alfonso Serrano. El juicio tendría lugar el 2 de febrero.
Y fue ahí donde se desató el conflicto. Algunos vecinos de Topares han visto en este gesto un intento por parte de la Diócesis de quitarle a la pedanía lo que es suyo. La situación llegó a estallar a comienzos del presente mes de enero, cuando agentes de la Guardia Civil tuvieron que acudir a la parroquia para calmar los ánimos de los vecinos, que habían llegado a rajar las ruedas del coche del joven párroco.
En una reunión con
los vecinos, el propio Ignacio López trató de explicar la situación
anómala que viven unos locales cuya responsabilidad no deja de ser
del propio Obispado, más allá de quién cobre su arrendamiento. La
necesidad de desbloquear la situación fue la que llevó a la
Diócesis a denunciar al responsable de la Hermandad de Ánimas y
gestor de los cobros.
Sin embargo, la Diócesis retiró la denuncia como gesto de buena voluntad. “Queremos llegar a un entendimiento”, afirmaron entonces, pero lejos de acabar este conflicto, casi un año después parece seguir más enquistado que nunca.
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