Almería tiene, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), un total de 77.393 menores de 10 años edad empadronados entre sus 103 municipios. Una cifra superior a la media nacional que indica que la almeriense, en general, puede incluso considerarse como una provincia relativamente ‘joven’ en este sentido, sobre todo si se suma el dato de personas con edades comprendidas entre los 10 y los 14, que es de 43.411.
Estos números, sin embargo, situados sobre el mapa, en sus términos municipales correspondientes, reflejan en algunas comarcas uno de los problemas que más preocupación genera a los pueblos, sobre todo a los pequeños y de interior: la despoblación y sus graves consecuencias sociales y económicas para estas zonas.
De 0 a 4 años de edad hay 36.360 almerienses en el padrón (2022), mientras que de 5 a 9 son 41.033, siendo dos franjas que prácticamente no tienen presencia en los censos de más de una decena de poblaciones de comarcas concretas, de la Almería vaciada, la que aguanta a duras penas sin saber muy bien que deparará el futuro a sus pueblos en este presente sin críos por sus calles.
Los Filabres
Olula de Castro, que tiene menos de 200 habitantes, es uno de los municipios que está perdiendo la batalla ante la despoblación y, sobre todo, la guerra frente al envejecimiento constante de su población. De hecho, es el único de Almería que, según indican los últimos datos del Padrón Continuo, no tiene en su censo a ningún menor de diez años de edad. Solamente seis jóvenes en el rango de los 10 a los 19 forman parte de sus 192 habitantes empadronados.
Exceptuando los veranos o los fines de semana, cuando las familias van a visitar a los abuelos, las estrechas y empinadas callejuelas oluleñas viven su día a día sin carreras, sin voces infantiles que den calidez y vida a los fríos inviernos sobre este pueblo de pizarra teñido de blanco, un núcleo de población de una Sierra de Los Filabres en la que fijar población y celebrar nacimientos parece haberse convertido en una tarea prácticamente imposible.
En la misma comarca de Los Filabres-Alhamilla se encuentran también los otros pueblos almerienses con menos pequeños empadronados. Senés, con 285 habitantes, solamente tiene a una menor de diez años en su último censo, siguiéndole otras poblaciones vecinas como Castro de Filabres (2), Benitagla (2) o Alcudia de Monteagud (3), destacando en este último caso que sus datos padronales cuentan con solo dos personas menores de 20 años.
La Alpujarra almeriense
Aunque menos pronunciado que en Los Filabres, La Alpujarra es otra comarca donde pueden encontrarse casos de pueblos donde no se podría formar ni un equipo de fútbol sala de categorías inferiores. Habría que hacerlo, como mínimo, de vecinos y vecinas que estuvieran ya en el rango de los 25 a los 29 años de edad. Es el caso de Alsodux, de 129 habitantes.
Este municipio ubicado en la zona conocidas como el Medio Andarax tiene 129 censados, de los cuales solo uno es menor de 10 años y los datos no mejoran demasiado si se sube de rango, puesto que solo seis son menores de 25. Perteneciente también al listado de pueblos alpujarreños, Beires, de 138 personas, tiene a dos pequeños (-10 años) empadronados, dos varones.
El bajo índice de los nacimientos, unido a la carencia de infraestructuras educativas o sanitarias, las comunicaciones y la falta de empleo que permita fijar población en estos pequeños municipios de interior, está dejando sin niños pequeños los pueblos citados y muchos otros como Bacares (4 menores de 10 años), Suflí (5), Alicún (4), Cóbdar (7), Santa Cruz de Marchena (7) o Velefique (7). Todo lo contrario ocurre en los costeros como la capital (20.038), Roquetas (11.640), o Adra (2.611), además de en las poblaciones donde sectores como la agricultura, que aglutina a un gran número de población inmigrante, generan puestos de trabajo: El Ejido (10.981), Níjar (4.158), Vícar (3.323) o Albox (1.185).
Colegio, en peligro de cierre, por falta de alumnos
"Es extraño porque somos un municipio con gente joven, en los últimos años se han establecidos aquí personas jóvenes pero al parecer no quieren tener hijos", comenta Francisco Javier Sola, alcalde de Senés, pueblo de Los Filabres en el que solamente hay censada una persona menor de diez años de edad.
El regidor senesero, que destaca que Senés "se mantiene porque los que nacen aquí y se van a trabajar fuera acaban volviendo cuando se jubilan". Además, recuerda que el año pasado se les fue una familia con niños y "eso se nota mucho en un pueblo pequeño como este". Tanto que, afirma de forma tajante que "nuestro Colegio Rural corre un peligro inminente de que tenga que cerrar". Al parecer solamente tendría unos cuatro o cinco alumnos actualmente.
Sola considera que el pueblo ha mejorado con la llegada de cajero, mejor conexión a Internet y alguna que otra infraestructura, pero tiene claro que "al no tener industria cerca como tienen otros municipios, aquí no hay trabajo, que es esencial para que se vengan familias y se queden".
Ve el turismo rural como ayuda, pero no como una solución que podría llegar, según opina el alcalde de Senés, "si el Gobierno o la Junta establecen, por ejemplo, bonificaciones a empresas que propongan a sus trabajadores vivir en estos pequeños pueblos del interior".
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