“Es cierto que las primeras 48 horas son las más importantes, y que a partir de ahí todo se complica, pero viajamos con la convicción de que vamos a encontrar personas vivas, seguro”.
Esta es la firme certidumbre de José Antonio Romero, el cabo del Consorcio de Bomberos del Poniente de 52 años, que de momento es el único almeriense que ha viajado como rescatador a la zona afectada por los terremotos de 7,8 y 7,5 grados que han devastado gran parte del sudeste de Turquía y el noroeste de Siria, donde ya han fallecido más de 11.000 personas.
Y es que la experiencia le dice que la esperanza no se puede perder aún, por mucho que las frías temperaturas de las noches en esa parte del mundo contribuyan a hacerlo todo aún más complicado. “En otras catástrofes se han encontrado personas vivas hasta ocho o diez días después”, afirma. Por ello, el grupo tiene como previsión trabajar durante unos cinco días a partir de su llegada este jueves en el territorio turco devastado por el seísmo.
Su trabajo será sin duda uno de los más arriesgados y peligrosos de todos los voluntarios que se han desplazado al lugar, pues consistirá ni más ni menos que en introducirse bajo los escombros y las ruinas de los edificios destruidos por los seísmos para buscar a supervivientes e intentar devolverlos a la superficie y a la vida.
A Adana
José Antonio tenía previsto llegar a primera hora de la mañana de este jueves a la ciudad turca de Adana, y desde ahí se desplazará a las zonas destruidas. El almeriense es miembro del equipo de búsqueda y rescate GEA, una ONG formada por voluntarios que ha intervenido ya en otros grandes terremotos desde hace más de una década, como el de Haití en 2010, de siete grados, que provocó la muerte de más de 220.000 personas, o el de Nepal en 2015, de 7,8 grados y que se cobró más de 8.000 vidas.
En ambos trabajó José con este equipo, que este miércoles se preparaba "con nervios e ilusión" en Madrid para volar hacia Turquía, algo que sucedía al filo de las seis de la tarde, cuando la expedición humanitaria tomó un vuelo en dirección a Estambul. Son 12 personas, entre bomberos, sanitarios y personal civil especialmente formado, pues se trata, como dice, de un equipo multidisciplinar. Sus compañeros proceden de Alicante, en un grupo que lleva un perro rastreador, Granada y Cádiz.
En el avión en dirección a Estambul les acompañaron otros grupos de bomberos españoles y el padre Ángel, con quien José Romero también coincidió en Nepal.
Aunque los efectos del seísmo de Haití fueron devastadores, el bombero del Poniente sospecha, por lo que ha podido ver en televisión y por la información que ha recibido, que las condiciones a las que deberán enfrentarse pueden ser aún más duras, por las características de los edificios derrumbados. “En Haití eran en su gran mayoría de una o dos plantas, mientras que aquí son mayores” y por lo tanto la dificultad será también superior.
Contacto con familiares
El cabo Romero se muestra convencido de que esta dificultad no restará empeño al equipo español, que como dice siempre intenta trabajar dentro de las mejores condiciones de seguridad. Su método de trabajo es buscar zonas donde pueden localizarse supervivientes bajo las ruinas, para lo que se ponen en contacto con vecinos y familiares que les dicen donde se encuentran. Una vez que tienen la convicción de que en un lugar puede encontrarse una persona viva, los rescatadores se ‘sumergen’ en los escombros, siempre intentando “crear un hueco de vida que aguante y que les proporcione la máxima seguridad posible”.
José reconoce que, lógicamente, lograr un 100% de seguridad es imposible y que siempre están expuestos al peligro. “Hay que tener en cuenta que trabajamos en masas de escombros inestables, y nunca se puede saber lo que aguantarán”, dice. Este indudable peligro al que se enfrenta es el que en sus misiones siempre deja a su familia, sobre todo a su mujer y a sus dos hijas, “un poco apenadas” en Almería, también por la posibilidad de que durante su trabajo se puedan producir réplicas.
A pesar del incalculable valor del trabajo de este equipo de rescate, sus miembros viajan a Turquía sin prácticamente ningún apoyo económico de las administraciones, de forma que ellos mismos se sufragarán los gastos, como explica en su perfil de Facebook: “Los recursos económicos son escasos por no decir nulos y no tenemos fondos. Es por ello que hemos iniciado una recogida de fondos que permita poder sufragar parte de gastos y materiales necesarios para la intervención y ayuda”, expone.
El grupo ha iniciado una campaña de recogida de fondos a través de Bizum y de una cuenta de La Caixa. La manera de ingresar las donaciones puede consultarse en las redes sociales del equipo ‘GEA búsqueda y rescate’.
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