Tras dedicar gran parte de su vida a su pasión por la enseñanza y combinar distintos trabajos con su vocación, Aurora Ferrer Torres pasó gran parte del verano pasado recorriendo distintos centros escolares concertados y privados con su currículum en la mano.
Pocas semanas antes, en junio, se había presentado a las oposiciones en las que solamente 0,07 décimas la dejaron sin plaza. Reconoce que eso le afectó al ánimo, pero fue entonces cuando esta pechinera de 33 años decidió combinar su pasión por la enseñanza con la gratificación de ayudar a los demás.
Desde comienzos del mes de febrero, esta joven almeriense trabaja en Tanzania como voluntaria en un orfanato. “Lo comencé a pensar en diciembre, en enero me decidí y en febrero me vine”, aunque ya tiene billete de vuelta para España: “un mes me ha sabido a poco y de haberlo sabido me hubiera quedado más tiempo”.
Antes de volar, sin embargo, ha pedido ayuda a través de Instagram para que todo aquel que quiera realizar una donación antes del próximo jueves 2 de marzo, pueda hacerlo.
La joven explica que, a través de su voluntariado en un orfanato de Arusha (Tanzania), ha conocido las necesidades reales de los niños y niñas y con lo recaudado pretende comprar ropa, comida no perecedera y también algún electrodoméstico para la nueva cocina que están construyendo actualmente.
“Los niños se encuentran en unas condiciones penosas. Cómo van vestidos, cómo van aseados… Las instalaciones son un auténtico desastre, muy sucias y estropeadas. No tienen apenas material escolar en la clase en la que están. Sus ropas están rotas, los zapatos hechos un desastre… Todos los días comen arroz y no toman ni lácteos ni frutas”, lamenta la maestra, que convive con un matrimonio y sus ocho hijos.
Cuando comenzó a planificar su viaje, Aurora estuvo mirando ONGs con la que colaborar, pero fue en una página web, WorkAway, en la que encontró cómo iba a pasar su estancia en el país africano. “Las familias de Tanzania se ofrecen como anfitrionas y te ofrecen el hospedaje a cambio de, en mi caso, 9 dólares al día. Ellos te ponen en contacto con los diferentes proyectos que se llevan a cabo allí: puedes ayudar en un orfanato, en un colegio, en un huerto cultivando legumbres, frutas y verduras para los niños del orfanato y en un centro de mujeres que han sido violadas y no tienen recursos y están sus bebés”, aclara.
Habitualmente, los voluntarios que colaboran con estos proyectos se ofrecen a ayudar a aprender el inglés, el idioma más hablado en este país africano. “Yo vine con la idea de participar en todos los proyectos, pero el orfanato me ha robado el corazón. Los niños me cautivaron desde el primer día”, confiesa, emocionada.
Aurora viaja todos los días en moto o en 'dala dala', un autobús sin techo en el que casi 30 personas ocupan los asientos destinados a seis pasajeros para llegar a las ocho y media a clase. Allí ayuda con la lección que estén impartiendo, juega con los niños o ayuda a comer a los más pequeños a la hora del almuerzo. A mediodía emprende el camino de vuelta a casa, donde pasa las tardes leyendo o comprando material para hacer manualidades.
Una mañana le sorprendió ver a un bebé a punto de desmayarse en el orfanato. La joven pechinera preguntó a su madre si el pequeño tenía sueño, pero la realidad era otra bien distinta: llevaba sin comer desde la noche anterior porque no tenía papilla.
“Lo conté por Instagram y surgió la idea de la donación. Me he abierto una cuenta bancaria para ello, además de que también se pueden hacer pagos a través de bizum. Esto es algo que ha surgido de improviso, por lo que realmente no sabemos cuánto tenemos previsto recaudar en total”, confiesa Aurora, que insiste en que la generosidad de todos aquellos que ya han hecho la donación ha superado todas sus expectativas. Eso sí, tiene claro que no quiere “darlo en mano o través de un cheque, porque todo el mundo tiene necesidades y no sabemos dónde puede ir a parar ese dinero”. El número de cuenta para colaborar es el ES903058099025272843782.
Este jueves 2 de marzo finaliza la donación y en los días posteriores Aurora se desplazará con el hijo mayor de la familia con la que convive a comprar ropa, zapatos, pijamas, ropa de cama, toallas, material escolar, comida no perecedera o algún frigorífico o microondas para la cocina del orfanato.
“Lo que quiero es que todo aquel que done vea en qué se ha invertido el dinero”, explica a miles de kilómetros de casa una almeriense cuya voz refleja que encontró su pasión hace mucho tiempo y que, con acciones como esta, demuestra que sigue más viva que nunca.
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