Lorenzo Robles
22:10 • 08 abr. 2012
El enunciado del desafío es simple: ¿Cómo resolvería usted, a través de la tecnología, alguno de los grandes problemas de España (desempleo, educación, crisis financiera, dependencia energética, etc.) y mejoraría la vida de diez millones de españoles?
El reto se llama ‘Call to Innovation’, y lo lanza Juan Martínez Barea con el auspicio de Singularity University, una institución académica de Silicon Valley, y el patrocinio del Grupo Cosentino, la Fundación Rafael del Pino y el Centro de Innovación BBVA.
Juan es de Sevilla, pero sus raíces están en Macael, la tierra de donde sus padres tuvieron que emigrar buscando trabajo, pero que nunca olvidaron y le enseñaron a querer desde pequeño. Se ha formado en el MIT, la Ecole Centrale de Paris y la Escuela Superior de Ingenieros de Sevilla. Su curriculum incluye, entre otros hitos, el haber sido director de Fomento del Instituto de Fomento de Andalucía, director de la Fundación San Telmo, jefe de proyectos de la consultora Mckinsey & Company, y secretario general de Innovación de la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta. Actualmente el director de la Fundación Eduarda Justo y profesor en el Instituto Internacional San Telmo.
La explosión que viene
Pero esta mañana de primavera, mientras toma un café en Las Almadrabillas, Barea se define como emprendedor y embajador en España de Singularity University, la institución que le ha ampliado definitivamente su visión del tiempo en que vivimos y sus posibilidades Históricas, con ‘H’ mayúscula.
“La tecnología está en un punto ahora mismo, después de muchos años de maduración, en que va a explotar” afirma. “La robótica, la inteligencia artificial, la biotecnología, la nanotecnología...”, abre las manos. “No hemos visto nada con respecto a lo que viene, y esa explosión nos va a ayudar a resolver los grandes problemas de la Humanidad. Ese es el mensaje que transmiten allí”. ‘Call to Innovation’ (http://www.calltoinnovation.org) es “un proyecto absolutamente puntero en España, y ha nacido en Almería”, sonríe Barea. “Pues el fundador soy yo, y el primer patrocinador, y sin dudarlo, fue Cosentino”.
Hacer lo que no hace nadie
Pero el origen hay que buscarlo en la también soleada California. Hace tres años, “unos empresarios tecnológicos de Silicon Valley se plantean: tenemos grandes universidades por el mundo, pero no hay ningún lugar donde se forme a la gente para ayudar a resolver los problemas de la Humanidad, que todos conocemos y son tremendos: pobreza, hambre, acceso al agua potable, a la electricidad...”.
Así que decidieron crear una universidad que hiciera eso que no hace nadie, unir a potenciales líderes mundiales y formarlos para que actúen sobre esos grandes retos a través de la tecnología. Buscaron socios potentes, Google puso el dinero, la NASA puso la sede, y de esa forma surgió Sigularity University.
Entonces crearon un programa que reúne cada año a 80 personas de 35 países, y que durante tres meses, de manera intensiva, de lunes a sábado, de nueve de la mañana a nueve de la noche, los forma en los grandes avances de la tecnología y en la preparación de equipos que piensen cómo usarlos para resolver los problemas de la educación, el agua, la energía... Para que luego vuelvan a sus países de origen y poner en marcha iniciativas.
“Tuve la suerte de enterarme de esto hace dos años, apliqué y me admitieron”, dice Barea. “Dejé todo, me fui para allá con mis dos niños y mi esposa, y fue la experiencia más maravillosa de mi vida. Estar en esos hangares de la NASA, con la tecnología por allí pululando, y un día el fundador de Google, otro Buzz Aldrin, uno de los primeros hombres que fue a la Luna, otro un premio Nobel, otro el inventor del móvil... Era increíble”.
Encontrar talentos aquí
Juan decidió que tenía que traer, de alguna manera, aquella maravilla a España. Habló con el director de la Universidad y llegó a un acuerdo para que le guardaran dos plazas, de las 80, para dos españoles que él buscaría
El reto se llama ‘Call to Innovation’, y lo lanza Juan Martínez Barea con el auspicio de Singularity University, una institución académica de Silicon Valley, y el patrocinio del Grupo Cosentino, la Fundación Rafael del Pino y el Centro de Innovación BBVA.
Juan es de Sevilla, pero sus raíces están en Macael, la tierra de donde sus padres tuvieron que emigrar buscando trabajo, pero que nunca olvidaron y le enseñaron a querer desde pequeño. Se ha formado en el MIT, la Ecole Centrale de Paris y la Escuela Superior de Ingenieros de Sevilla. Su curriculum incluye, entre otros hitos, el haber sido director de Fomento del Instituto de Fomento de Andalucía, director de la Fundación San Telmo, jefe de proyectos de la consultora Mckinsey & Company, y secretario general de Innovación de la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta. Actualmente el director de la Fundación Eduarda Justo y profesor en el Instituto Internacional San Telmo.
La explosión que viene
Pero esta mañana de primavera, mientras toma un café en Las Almadrabillas, Barea se define como emprendedor y embajador en España de Singularity University, la institución que le ha ampliado definitivamente su visión del tiempo en que vivimos y sus posibilidades Históricas, con ‘H’ mayúscula.
“La tecnología está en un punto ahora mismo, después de muchos años de maduración, en que va a explotar” afirma. “La robótica, la inteligencia artificial, la biotecnología, la nanotecnología...”, abre las manos. “No hemos visto nada con respecto a lo que viene, y esa explosión nos va a ayudar a resolver los grandes problemas de la Humanidad. Ese es el mensaje que transmiten allí”. ‘Call to Innovation’ (http://www.calltoinnovation.org) es “un proyecto absolutamente puntero en España, y ha nacido en Almería”, sonríe Barea. “Pues el fundador soy yo, y el primer patrocinador, y sin dudarlo, fue Cosentino”.
Hacer lo que no hace nadie
Pero el origen hay que buscarlo en la también soleada California. Hace tres años, “unos empresarios tecnológicos de Silicon Valley se plantean: tenemos grandes universidades por el mundo, pero no hay ningún lugar donde se forme a la gente para ayudar a resolver los problemas de la Humanidad, que todos conocemos y son tremendos: pobreza, hambre, acceso al agua potable, a la electricidad...”.
Así que decidieron crear una universidad que hiciera eso que no hace nadie, unir a potenciales líderes mundiales y formarlos para que actúen sobre esos grandes retos a través de la tecnología. Buscaron socios potentes, Google puso el dinero, la NASA puso la sede, y de esa forma surgió Sigularity University.
Entonces crearon un programa que reúne cada año a 80 personas de 35 países, y que durante tres meses, de manera intensiva, de lunes a sábado, de nueve de la mañana a nueve de la noche, los forma en los grandes avances de la tecnología y en la preparación de equipos que piensen cómo usarlos para resolver los problemas de la educación, el agua, la energía... Para que luego vuelvan a sus países de origen y poner en marcha iniciativas.
“Tuve la suerte de enterarme de esto hace dos años, apliqué y me admitieron”, dice Barea. “Dejé todo, me fui para allá con mis dos niños y mi esposa, y fue la experiencia más maravillosa de mi vida. Estar en esos hangares de la NASA, con la tecnología por allí pululando, y un día el fundador de Google, otro Buzz Aldrin, uno de los primeros hombres que fue a la Luna, otro un premio Nobel, otro el inventor del móvil... Era increíble”.
Encontrar talentos aquí
Juan decidió que tenía que traer, de alguna manera, aquella maravilla a España. Habló con el director de la Universidad y llegó a un acuerdo para que le guardaran dos plazas, de las 80, para dos españoles que él buscaría
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