Los ‘hijos del olmo’ de Viator se extenderán por la comarca del Andarax

La Plaza del Ayuntamiento de Viator luce con orgullo  su viejo olmo que ha sobrevivido a más de cien años de historia, a los avatares de la localidad o a los periodos más duros de la climatología. Y para que la semilla del gigante perdure ha creado un vivero en el que reproducir su árbol más singular, para dar vida a los ‘hijos del olmo’.

Todo surgió tras el proyecto desarrollado conjuntamente por el Ayuntamiento, con su alcalde Manuel Jesús Flores y su concejal de Servicios Urbanos y Medio Ambiente, María Victoria Ortega, y el Grupo Ecologista Mediterráneo. Ese plan de acción permitió rejuvenecer al árbol, tapando las ‘caries’ que tenía y mejorando su estructura, desde las ramas al tronco y las raíces.

Paralelamente se remozó el entorno con ajardinamiento de la zona en la que se encuentra, la colocación de un panel explicando las características del ejemplar centenario y la mejora de las calles de la localidad que, en su inmensa mayoría, desembocan en la plaza del mercado y el Ayuntamiento.

El vivero
Rescatado y remozado el árbol, el proyecto sigue dando pasos y si el viejo olmo se ha convertido en el centro de la vida del pueblo, se busca ahora que sus ‘retoños’ se conviertan en embajadores de una especie vegetal que forma parte de la identidad de la comarca del Andarax y de Andalucía.

Desde el GEM Antonio Rubio Casanova explica que gran parte de los olmos que antaño poblaban el país han sucumbido al ataque de la ‘galeruca’, una plaga que se come las hojas, perfora el tronco y transmite un hongo mortal para este tipo de árboles. Y de ahí que en Viator se hayan decidido a reproducir su querido olmo y repartirlo en todos aquellos municipios de donde ha ido desapareciendo.

“Se trata de recuperar una especie muy nuestra, muy de la cultura mediterránea, y lograr que se extienda en lugar de abusar de especies alóctonas como el ficus”, señalan Rubio Casanova y María Victoria Ortega.

Porque los olmos no sólo son resilientes frente a las sequías o el cambio climático, sino que son aliados de la biodiversidad al ser capaces de albergar comunidades de aves que no toleran otras especies como los ficus. Y así el olmo que fuera plantado en 1880 en el lugar más céntrico del pueblo, repartirá a sus hijos por la comarca.