En cuestión de semanas, recorrer el monumental Santuario del
Saliente va a representar una experiencia muy diferente a la conocida
por aquellos que ya está familiarizados con las instalaciones de
este bien de Interés Cultural (BIC) ubicado en el municipio
albojense.
Estancias que hasta
ahora han permanecido cerradas al público y que incluso eran
desconocidas por muchos como una cárcel o la sala del chocolate y
que se abrirán a las visitas próximamente tras un arduo trabajo de
documentación, investigación y restauración.
Un proyecto que va a
permitir, por ejemplo, que quienes se acerquen hasta el monte Roel
donde está situado el ‘hogar’ de la Virgen del Saliente se
adentren en la amplia cocina del siglo XVIII donde los antaño
moradores del Santuario realizaban a diario sus quehaceres
culinarios. Y no va a faltar ni un detalle ni un utensilio, tal y
como ha adelantado el rector del Santuario, Antonio Saldaña, durante
una entrevista en la Cadena SER, en la que además ha recordado que
se trata de “una cocina histórica con una de las chimeneas más
grande que tenemos en nuestra provincia”.
Pero la cocina no va
a ser ni mucho menos el único rincón preparado para hacer las
delicias de los visitantes. Además de ese espacio se habilitarán
las visitas a un nuevo salón que, según ha detallado Saldaña, es
“de lo poco que queda del antiguo Palacio Episcopal que había en
el Santuario, con el único balcón también original del propio
Santuario”.
¿Una cárcel en el
Santuario del Saliente?
Sin duda una de las
mayores sorpresas durante este trabajo de investigación y
recuperación de buena parte del Santuario del Saliente llegó al
habilitar la conocida como escalera de prelados. Fue en esa labores
cuando se descubrió una puerta a una estancia que la gran de
albojenses desconocían y que a buen seguro siglos atrás era temida
por muchos. La cárcel del Santuario del Saliente.
Unas instalaciones
que, tal y como explica el rector, también se remontan a cuando este
magnífico inmueble hacía las funciones de palacio episcopal. Y es
que en aquel entonces “para que hubiera justicia”, dictada en
buena parte desde estos palacios, tenía que haber “también un
capítulo de penas”.
Por lo tanto, en
cuestión de días también se podrá comprobar dónde estaba la
antigua cárcel del Santuario así como “un salón de prelados con
una ‘rejería’ del siglo XVIII fantástica”. Tampoco van a
faltar nuevas posibilidades de asomarse a un balcón que ofrece una
vista al valle incomparable como es el Santuario del Saliente.
Literalmente. Y es que también podremos acudir a una de las partes
más altas del Santuario y asomarnos a su balcón. Eso sí, este de
reciente creación tal y como subraya Saldaña, “es relativamente
reciente de 1975 y realizado por el entonces rector don Bartolomé
Fernández Marín”.
Por si
todo lo narrado anteriormente no fuera una ventana al pasado y a
rincones hasta ahora desconocidos de uno de los santuarios más
visitados del sureste español, hay que sumarle la conocida como la
sala del chocolate. “No era donde se hacía el chocolate, era donde se comía el chocolate”, explica el rector. “Los clérigos de aquella época
realizaban sus rezos era desde la tribuna del coro alto”. Era tras
finalizar lo oficios y “antes de descender las escaleras” cuando
se reponían energías en dicha sala y con más aún hincapié si
había visitas “desde Almería, cuando subían nuestra montaña del
Roel y se cansaban…”, bromea el párroco y rector del Santuario
del Saliente.
Estancias que forman parte de un proyecto global en el que también se incluye la espectacular obra que el reconocido artista Andrés García Ibáñez está realizando en la iglesia del Santuario y que promete marcar un antes y un después en la historia reciente del mismo.
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